De las muchas cosas que en este país no marchan bien hay una que suele estar casi todos los días en los medios de comunicación: la Cultura. Manifestaciones de padres, profesores, maestros y alumnos que claman contra los recortes y reclaman una educación universal, gratuita y de calidad.
La cultura no es solamente aquello que viene en los libros de textos, la cultura es algo mucho más grande, más rico en materias, más valioso.
Para llevar un poquito de esta otra cultura a los escolares sevillanos la Asociación de Amigos de los Faros de Andalucía ha ofrecido a la práctica totalidad de los colegios de la capital y provincia (cerca de 800 en total) la posibilidad de unas charlas a los alumnos sobre la historia de los faros que van apoyadas con decenas de fotografías para que conozcan su historia y conozcan un patrimonio tan valioso como desconocido, que está en su tierra y que les pertenece.
Se les ofrecía también una muestra de lámparas que en otros tiempos alumbraron a los navegantes, algunas de ellas pura historia con forma de bombilla inmensa. El coste, para los de la provincia, era estrictamente el coste del desplazamiento, para los de la capital completamente gratis. No tenían que pagar nada, no tenían que sacar a los críos del centro educativo
3 colegios han decidido dar a sus niños esa experiencia. 3 de casi 800.
El pasado mes de abril la empresa Pagés ofreció en la Real Maestranza un taller de tauromaquia en 2 fechas, la segunda de puertas abiertas, la primera solamente para colegios, institutos se trataba de sembrar la semilla de la llamada fiesta nacional entre los escolares, que sepan cómo se banderillea un toro, cómo se pica y cómo se mata. 700 niños asistieron desde los centros educativos sevillanos. Entre los faros y la fiesta nacional hay mil diferencias, pero hay dos que destacan: la primera es que ellos no mueven dinero ni hacen millonario a nadie, la segunda que los faros salvan vidas, no las quitan. Y a mí, que soy un enamorado de los faros y de la vida me cuesta mucho entender que unos maestros, unos padres, prefieran que sus niños sientan qué es picar a un toro, qué es matarlos a que conozcan algo que, desde hace más de 23 siglos, se dedica a salvar vidas. Tal vez, los problemas de la cultura en España, no estén solamente en los recortes.
Francisco García Martínez.