El Martes 13 de julio ha sido la fecha elegida por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía para culminar un proceso que llevamos sufriendo los profesores durante todo el curso escolar: la aprobación de los nuevos reglamentos de organización de los Centros (ROC).
Los peores augurios se han cumplido. Como siempre, mienten en la presentación, no es cierto el supuesto diálogo, nadie ha hecho caso a los profesores. No es cierto que refuerce la autonomía de los centros, sin dinero ningún centro puede ser autónomo y los políticos siguen siendo quienes disponen de los fondos. Ni se simplifican las tareas administrativas, al contrario, se aumentan, ni se reconoce la autoridad del profesorado como ya se hace en otras comunidades, aunque lo quieran ocultar con eufemismos. Y además, es imposible reforzar las atribuciones del director y a la vez las del claustro, como dicen que hace este reglamento.
La única verdad es que se implanta la figura del comisario político en los centros escolares, se intentan arreglar los números del fracaso escolar andaluz para disimularlo y se quiere controlar al profesorado para que no haga su trabajo de manera demasiado rigurosa para los intereses de la casta política. Y todo esto lo hacen cuando saben que no habra contestación porque no podemos hacer una huelga con las aulas vacías.