Un pedagogo de un movimiento de renovación pedagógica me contó una anécdota con el mayor de sus hijos, al que trataba de educar según los principios más vanguardistas: negociación, diálogo y así transcurrió el tiempo, hasta que, tras un accidente doméstico, el hijo, con el rostro aterrorizado al ver acercarse a su padre, se apresuró a exclamar: ¡No, papá, no! Razonar más no, por favor
Hemos pasado página y algunos no se han enterado, la negación era un estigma de los sistemas del régimen anterior, pero, hoy en día podemos negar y prohibir sin ruborizarnos, sin complejos.
La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción abordó el problema de las habilidades sociales con el lema No deberías enseñarle algo más se refería a decir que no a las drogas, pero para saber decir no se debe enseñar antes a recibirlo, una persona desprovista de unas habilidades sociales sólidas tendrá dificultades para desenvolverse en sociedad y, la verdad, no debería ser tan difícil.
Recuperemos el no, como complemento de una dieta equilibrada, en la que no debe faltar el cariño, el diálogo y la comprensión, pero también en la que debemos decidir que es apropiado o no, según su edad, si se lo ha ganado o no, etc. Los límites son necesarios, incluso para sobrepasarlos, para tod@s.