¿Cuál es su valoración de su primer año al frente de la Federación?
Creo que las valoraciones hay que hacerlas en función de aquello que se prometió. En cuanto asumí el cargo teníamos el objetivo del Eurobasket del 2007 y eso está conseguido. En el plano deportivo, las dos selecciones están clasificadas para los dos próximos mundiales, un hito importante porque desde 1998 el único país que ha disputado todas las competiciones ha sido España. Hemos potenciado además la Liga LEB y las dos ligas femeninas están entre las mejores de Europa. También se han creado el club del entrenador, que cuenta ya con 5.000 socios, y el club del árbitro, para el que hay previsto un plan estratégico que comenzará a ejecutarse el 16 de diciembre. En temas de promoción nuestras categorías inferiores son modélicas y con el programa escolar hemos logrado tener a 12.000 colegios bajo el paraguas de la Federación.
¿Lo mejor y lo peor?
Me causó una tremenda satisfacción la organización del Eurobasket de 2007 y el bronce conseguido por las chicas en Turquía. En el lado negativo, el Europeo de Serbia nos dejó un mal sabor de boca porque no nos merecíamos venirnos de allí después de perder un partido por 30 puntos. Esto es algo que hay que analizar porque todos, del entrenador a los jugadores pasando por el presidente, tenemos una gran responsabilidad.
Desde su llegada al cargo insistió en la importancia de las estructuras en el deporte. ¿Es su desarrollo la base sobre la que sustentar los éxitos deportivos?
Claro, porque coyunturalmente puede surgir una generación que logre algún éxito de mención, pero la permanencia de los buenos resultados y el crecimiento de un deporte y de su federación dependerán del desarrollo de sus estructuras y de que éstas vayan acompañadas del debido presupuesto. Nosotros hemos invertido en cuestiones que ahora no se ven pero que darán resultados con el tiempo, aunque haya gente que se olvide del tema estructural porque es poco vistoso y muy costoso.
¿En esa línea se inscribe el Plan de Acción Social que presentó en Sevilla?
Sí, porque muchas veces lo que hemos intentado es romper con esquemas. Se dijo en su momento que las federaciones estaban para cuatro cosas y nosotros hemos dicho que por qué no vamos a ser una empresa de servicios que esté en todos los lugares donde pueda ayudar. Este plan es de integración, pero también tiene un claro objetivo deportivo porque si sale bien y se extiende, estoy seguro de que van a surgir magníficos jugadores.
¿Qué le parece que valores del baloncesto femenino nacional como Amaya Valdemoro emigren a otros campeonatos?
Lo que hay preguntarse antes de nada es si para ellas es bueno este desarrollo. Amaya, por ejemplo, quiere competir por ser campeona de Europa, y aunque las condiciones económicas que le ofrecieron en Rusia son buenas, su marcha se debe a un motivo estrictamente deportivo. Ha hecho una apuesta importante por un año en principio para crecer como jugadora, como hizo en el Europeo de Turquía.
La diferencia de presupuesto entre un número reducido de clubes de la ACB y el resto es cada vez mayor. Esto influye de forma negativa en la competitividad...
No hay una fórmula matemática que diga que el equipo con mayor presupuesto quedará el primero. El año pasado, por ejemplo, Manresa y Gran Canaria se clasificaron para la Copa y sus presupuestos no están ni mucho menos entre los más altos. Si el potencial económico condicionara el rendimiento deportivo de los clubes, no se jugaría la ACB. Aquí en Sevilla fuimos subcampeones y no teníamos el segundo mejor presupuesto.
El calendario es siempre uno de los quebraderos de cabeza del baloncesto. Llama la atención que entre una temporada y otra haya más de tres meses de paro.
Sí, pero si no te juegas nada, una liga larga se hace muy pesada y luego hay que tener en cuenta que hay un periodo del calendario dedicado a las selecciones. Pienso que hay que abogar por ligas de menor duración pero con momentos puntuales que reclamen la atención y el interés no sólo del aficionado al baloncesto, sino también de los que no son entendidos. Esto sucede con la Copa del Rey. Se trata de un campeonato corto que concita una atención que quizá la fase previa no puede generar.
Sí estará de acuerdo en que hay equipos con un periodo demasiado amplio del año en el que no compite si no se clasifica para disputar el «play off».
Mire, la NBA comienza en noviembre y termina a final de junio, con lo que se disputa en paralelo con la ACB. Eso no es un problema, es cuestión de habituar a la gente. En Estados Unidos es muy propio el tema de la estacionalidad y cada deporte no comparte protagonismo con ningún otro. A veces es malo diversificar la oferta y multiplicarla en el mismo periodo. Es mejor tener la exclusividad durante tres intensos meses que compaginar las ligas de fútbol y baloncesto con las motos, el ciclismo y Fernando Alonso. La solución no es fácil. ¿Más partidos? Algunos será mejor que no los tengan porque no van a ir a verlos nadie.
Se ha logrado obligar a los clubes a tener en su plantilla a cuatro nacionales, pero ahora se habla de las posibles nacionalizaciones de jugadores del Real Madrid como Hamilton. La cantera española es la perjudicada.
Tener a un mayor número de jugadores nacionales tiene un doble valor. Por un lado, la gente se siente más identificada con el jugador de la cantera; por otro, los ídolos nacionales son los que al final acaban generando una mayor repercusión. Esto se está viendo en la Fórmula 1. En la Federación hemos conseguido que los clubes tengan que pensar en el jugador español; antes podían si querían tener a once comunitarios. En ese sentido creo que hemos dado un paso importante porque al final los mejores equipos son los que tienen a los mejores de aquí.
¿Qué opinión le merece el fenómeno Akasvayu?
Le he dado muchas vueltas, pero he visto tantas cosas malas que en un principio lo valoro como positivo. Que en un momento en el que nadie quiere invertir en baloncesto se haga bien y se contrate además a los mejores jugadores, creo que sólo puede entenderse así. Me parece un buen camino si ello conlleva además mantener un equipo y crecer como club y como estructura.
Sorprende que Fran Vázquez renunciase a la NBA por jugar en Gerona.
Sí, es complicado de entender. Fíjese, si lo es para nosotros, para los americanos debe de haber sido un trauma. Bueno, el chico es joven y si le han hecho una buena oferta económica en Gerona habrá pensado que todavía puede crecer aquí en España antes de dar el salto a la NBA.
El trasvase de jugadores de la ACB a la NBA, sean españoles o no, es en definitiva un síntoma de crecimiento de nuestra competición.
Bueno, la NBA es una liga fuerte en la que el jugador crece mucho porque hay una mayor competitividad e igualdad entre los clubes. En mi opinión hay varios componentes de la selección que tienen nivel para jugar allí pero que han decidido quedarse en España porque piensan que es lo más positivo para su desarrollo personal.
¿Qué le ha parecido el circuito sub 20?
Lo veo con optimismo porque lo complicado es poner algo en marcha, y eso ya lo hemos hecho. La primera jornada ha sido un éxito deportivo y de organización, y ahora hay que perfilar sus detalles para que crezca. Estaremos muy contentos si el año que viene nos encontramos con varios de estos jugadores formando parte de las plantillas de la ACB y jugando minutos.
Un deseo para su segundo año de mandato.
Me gustaría que este año se consiguiera un podio en el campeonato del mundo, un hito que nunca hemos alcanzado. Y también mantener la paz social dentro del baloncesto y que todos trabajemos conjuntamente porque, en suma, los beneficiados serán el baloncesto y el deporte español.
Faro de Chipiona
