José Luis Sanz Ruiz, no solo se ha convertido en el nuevo alcalde de Sevilla, sino en ser uno de los pocos mandatarios que consigue ser regidor de dos ciudades distintas. El político del PP abandonó en 2021 la alcaldía de Tomares, ciudad que gobernó durante 14 años, para iniciar la carrera hacia el Ayuntamiento hispalense y, pese a no ser en un primer momento el candidato del aparato del partido en Andalucía ―fue impuesto por la anterior dirección nacional dirigida por Pablo Casado―, la implicación del propio Juan Manuel Moreno, líder del PP y presidente de la Junta de Andalucía en el último tramo de la campaña ha sido clave para que Sanz haya podido arrebatar al PSOE la principal capital que gobernaba en España hasta el 28-M. En sus primeras palabras como alcalde se ha presentado como un regidor “reivindicativo”, independientemente del signo de los gobiernos autonómicos y centrales. Vox le ha recordado que sus apoyos no saldrán gratis y el PSOE ha pedido que reflexione sobre si quiere acuerdos con la extrema derecha o con los socialistas.
El nuevo alcalde de Sevilla ha presentado durante su discurso los tres ejes sobre los que pivota su mandato: la limpieza ―”la ciudad más bonita del mundo no puede seguir siendo de las tres más sucias de España”, ha afirmado―, que para el dirigente popular va de la mano de la seguridad y la movilidad; la pobreza de los barrios hispalenses ―”nunca seremos nada, ni creceremos como ciudad ni seremos capital de nada si no empezamos a atajar este gravísimo problema”―; y la falta de infraestructuras como el metro, la falta de conexión del aeropuerto con la estación de Santa Justa, o la finalización de la circunvalación de la SE-40.
Sanz relató que fue un niño del barrio de la Alfalfa, aunque nació en el 16 de José Laguillo; alumno de Portaceli y de la Universidad Hispalense. Hermano de la Hermandad de San Isidoro y la Candelaria, todos lugares que han condicionado su carácter y personalidad. Fue alcalde Tomares, pero asegura que nunca dejó de mirar desde los cerros el Aljarafe a la gran urbe. Allí, dijo, desarrolló «un modelo de gestión de éxito» de trabajo intenso, cercano al vecino, planificado y dedicado a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos «que vamos a aplicar en cada barrio de Sevilla», una ciudad que pretende reformar pero que antes «tiene que volver a funcionar».
Sin el metro no seremos capaces de diseñar ningún futuro para la ciudad