El escritor Ricardo Gómez, con su novela Música entre las ramas, ha resultado ganador de la XXXII edición del Premio de Literatura Infantil Ala Delta, convocado por el Grupo Edelvives y dotado con 14.500 €. El jurado que decidió otorgar el galardón estuvo integrado por Carmen Blázquez (crítica literaria), Ana López Andrade (profesora), Marina Navarro (bibliotecaria), Sebastián Vargas (ganador de la pasada edición) e Ignacio Chao (editor), actuando como secretario Jorge Gómez.
Música entre las ramas está protagonizada por Emeka, un muchacho de 12 años de la tribu pigmea de los bakaya, que ocupan las mismas tierras desde hace cincuenta siglos y cuyas normas se resumen en una sola: ama a la selva como a ti mismo. Pero de la noche a la mañana la aldea de Emeka se ve amenazada por el avance de unos taladores de árboles dispuestos a destruir su selva. Los adultos del poblado decidirán entonces consultar a sus ancestros.
El jurado ha descrito la novela como un «fascinante canto a la naturaleza que nos transporta a un mundo que creemos desconocido, pero cuya realidad nos afecta enormemente». Asimismo, destacó la riqueza literaria y la maestría con la que Ricardo Gómez reconstruye la vida en la selva y pone el foco sobre el conflicto entre el progreso y la vida tradicional de las tribus nómadas: «Es una novela llena de sutilezas, muy crítica y de gran actualidad. No tenemos duda de que conectará con los lectores y expondrá ante sus ojos los desastres ecológicos producidos por cierta manera de entender el progreso».
Ricardo Gómez cuenta que la idea de Música entre las ramas surgió mientras se documentaba para la escritura de una colección de cuentos sobre árboles. «Encontré una novela que no dejo de recomendar, El clamor de los bosques, de Richard Powers. Y, también, un artículo de Investigación y Ciencia sobre la presión que sufren las grandes masas forestales en Congo. Leí de otras fuentes, vi algunos documentales, fui centrando mi atención en una de las tribus que viven en selvas hasta hace poco vírgenes, y la imaginación hizo el resto. Escribí un pequeño cuento, pero al cabo del tiempo los personajes me pidieron más protagonismo, así que esa breve historia se convirtió en esta novela sobre paraísos perdidos, que también quiere ser un canto a la música como elemento de cohesión social y de placer individual». Para Ricardo Gómez, que ya había alcanzado en dos ocasiones el premio de narrativa juvenil Alandar, ganar el Ala Delta «supone una enorme alegría. Me gusta romper la cáscara de la civilización occidental en la que estamos encerrados; la literatura permite abrir una ventanita en esa cápsula y oler perfumes distintos de los cotidianos».
Ricardo Gómez nació en un pueblo de Segovia en 1954, aunque se crio y vivió en Madrid casi toda su vida. Fue profesor de Matemáticas hasta que, ya alcanzados los cuarenta años, decidió dedicarse en exclusiva a escribir. Buena parte de su medio centenar de títulos para niños y jóvenes se caracteriza por el diálogo con otras culturas, el compromiso social y la denuncia de las desigualdades. Ha obtenido, entre otros, el premio Alandar de narrativa juvenil (2003 y 2013), el Barco de Vapor (2006), el Cervantes Chico por el conjunto de su obra infantil y juvenil (2006) y el Gran Angular de literatura juvenil (2010)