El artista Ángel Pantoja (Sevilla, 1966) presenta Mitologías del Presente, una muestra que reúne las series en las que ha trabajado durante los últimos años. El nombre de la muestra refleja la asociación de la mitología como el conjunto de mitos, es decir, de “narraciones maravillosas situadas fuera del tiempo histórico y protagonizadas por personajes de carácter divino o heroico”, con cuestiones que afectan a la sociedad hoy en día. Ángel nos invita a observar los mitos que nos acompañan en el camino y a enfrentarnos a ellos, para repensarlos, debatirlos y mejorarlos. En Mitologías del Presente, el artista recrea personajes y escenarios ficticios tomando a la fotografía como base, el mayor medio de representación de la realidad, e interviniéndola hasta resultar una imagen construida; una paradoja de la que se sirve para evidenciar una serie de verdades ocultas y con el fin de expresar su posicionamiento ante ellas.
La muestra se desarrolla realizando una distinción por series, encontrando en la planta baja una de las más rotundas del proyecto: BUSTOS, que supone el fin de la concepción del binarismo de género, obras realizadas en clave humorística y a la vez, de reivindicación. El artista se adueña de la estética clásica y barroca para reinventarlas, y las modifica para transmitirnos a través de ellas un mensaje totalmente actualizado. Pero algo existe en los bustos que desconcierta al espectador que, acostumbrado a observar y asimilar la estatuaria clásica o de corte clasicista dentro de unos contextos, debe analizar cuál es el detalle que hace de ellos algo tan especial. La primera planta acoge series que invitan a reflexionar sobre un momento apocalíptico y postapocalíptico, donde el ser humano se ve atrapado en la desdicha de sus inconsecuentes actos contra el medio ambiente, e incluso veremos cómo Ángel imagina el momento de la desaparición de nuestra especie. Sin embargo, el drama encierra un bello resquicio de esperanza en la serie HOJARASCA.
En la segunda planta, el tono irónico de la denuncia se apropia de la sala con la instalación Arias para tormenta, perteneciente a la serie BASURA, donde unos desnudos femeninos parecen danzar celebrando que todo lo que nos rodea es, simplemente eso, basura. La sociedad ha asumido con total alegría el desapego al entorno natural y la conversión de éste en el vertedero en el que estamos convirtiendo el planeta. No obstante, esta sala entraña también el contrapunto visual a la celebración delirante de la irresponsabilidad humana, gracias a la serie GRANADA, cuya neutralidad cromática (blanco) aumenta el contraste de la esencia de los elementos representados. Una serie de objetos de apariencia anodina estallan, dejando ver el carácter que reside en su interior. Esta serie habla de las sorpresas que se esconden tras las apariencias, lo que las cosas esconden, lo que las personas tienen por descubrir.
La exposición aguarda una pieza oculta dentro del recorrido convencional, dentro de la sala de proyecciones. Vemos unas SILLAS, donde el equilibrio no debería guardarse en todas ellas, puesto que unos pájaros han ido erosionando con su pico varios fragmentos. Pantoja realiza este trabajo con un sentido absolutamente político, donde el sistema democrático va perdiendo fuerza desde la base por la corrupción, y el cual parece seguir funcionando a pesar de lo evidente de su progresivo deterioro.
Al analizar las series, nos percatamos de que existen ciertas conexiones entre sí: el uso de un escenario alternativo al real, fruto de la imaginación del artista con seres que no existen en lugares productos de la invención, para narrar cuestiones que efectivamente sí son reales y que nos afectan y preocupan como sociedad: medioambiente, género, diversidad sexual o el cuestionamiento de las apariencias. Del mismo modo que la mitología clásica utilizaba el recurso de la imaginación para dar explicación a la duda humana, Ángel Pantoja nos cede su infinito imaginario para poneros frente a frente a la realidad.
Todas y cada una de las mencionadas series tiene un carácter propio, con la estética propia y reconocible que ha conseguido forjarse el artista, y que otorga uniformidad visual a la infinita diversidad de su imaginación. En definitiva, la muestra nos enfrenta a nuestros propios mitos, recreando escenas concebidas desde la imaginación para ayudar a repensar -y por tanto, a hacer evolucionar- las nuevas mitologías del presente.
María Arregui Montero