Las dudas sobre la adaptación de Ricky Rubio a la NBA eran palpables en el ambiente desde que se despidiera de Europa con una última temporada demasiado irregular. Errático en el tiro con el Barcelona y desapercibido con la Selección en el Eurobasket de Lituania hacían presagiar unos comienzos difíciles en la mejor liga del mundo.
Sin embargo, hizo oídos sordos a todas las críticas. En vez de sentarse a leer lo que los demás decían de él se dedicó a entrenar fuerte durante el lockout, especialmente par a perfeccionar su lanzamiento a canasta y ver nítidamente el aro desde la distancia que delimita la NBA a su línea de triple. Su salida del Barcelona ha sido toda una liberación. La libreta de Xavi Pascual coartaba el talento de un niño que se hizo grande en la ACB a la temprana edad de 14 años.
En una competición más dada al espectáculo que a la táctica se mueve como pez en el agua. Minneapolis tiene un nuevo motivo para llenar el Target Center cada vez que juegan los Wolves. Lo de Rubio, Rubio se ha convertido en uno de los cánticos que suena con más reiteración en la grada. En un tiempo récord se ha ganado el favor de la crítica más ácida y de estrellas de la liga como Wade, LeBron o Jason Kidd, que ya saben cómo se las gasta el de El Masnou.
Se habla ya que en un futuro no muy lejano estará en un All-Star. Y que es que sus habilidades forman parte de las mejores jugadas cada jornada tanto ofensiva como defensivamente. Espectacular fue su tapón sobre un jugador de los San Antonio Spurs, aunque por si algo destaca el base es por su originalidad a la hora de asistir a un compañero. Por la espalda, debajo de las piernas o mirando al tendido. Todo vale con tal de engañar al contrario y dejar a alguno de sus compañeros con opciones claras de tiro.
Su aportación está siendo decisiva para una franquicia que encadenaba un fracaso tras otro desde la salida del último ídolo local Kevin Garnett. Vienen de firmar el peor puesto la temporada pasada, pero este año con el nivel exhibido bajo la dirección del español nadie descarta que puedan meterse en la lucha por los play-offs de la Conferencia Oeste. Rick Adelman, técnico de los Minnesota Timberwolves, no quiere todavía exprimir en exceso a su diamante en bruto. Irá paso a paso con él antes de concederle la titularidad absoluta.