Desde la Prehistoria existieron pobladores en el término de esta localidad, según atestiguan las abundantes piezas encontradas en la zona, principalmente útiles de piedra pulimentada. Del periodo romano no quedan restos de edificios, pero sí se encontró en una interesante colección numismática compuesta por diversos denarios, uno de ellos perteneciente a Trajano.
Los musulmanes fueron, probablemente, los fundadores del núcleo actual hacia el siglo VIII. Lo llamaron Al-Muniat y construyeron un castillo en la parte más elevada, desde el que se divisa una gran franja de terreno.
En el siglo XIII fue conquistado por Fernando III el Santo, subsistiendo como aldea hasta 1621. Ese año, los vecinos consiguieron reunir el dinero suficiente para comprar su autonomía administrativa, obteniendo la categoría jurídica de villa. Durante el XIX, el municipio pierde todas sus tierras comunales al ser vendidas, incorporándose su población al sector de la minería, hoy abandonada.
CÓMO LLEGAR -Situación: A 57 kilómetros de Sevilla por la N-630. -Extensión: 261 kilómetros2. -Habitantes: 1.744. DÓNDE QUEDARSE -Bar Piñonate. Tel.: 954130565.
NO SE PIERDA -La iglesia parroquial de San Juan Bautista.
1.Arquitectura militar
-El castillo El castillo que da nombre a la villa es de origen incierto, ya que según algunos autores fue construido por los musulmanes, y según otros es una obra cristiana. Su estratégica posición le permitía cumplir su función de guarda, es decir, de vigilar la tierra circundante para avisar de cualquier incursión enemiga y disponer la defensa del lugar. Fue abandonado durante siglos y destrozado durante la Guerra de la Independencia, lo cual explica el ruinoso aspecto que presenta actualmente.
2.Arquitectura civil
-La plaza de toros Esta construcción, que algunos autores remontan al siglo XVI, se levantó probablemente en el XIX. Realizada en piedra, destaca por su conservación y originalidad, ya que su graderío aprovecha el desnivel natural del terreno. Su ruedo oval es escenario de un festival taurino que se celebra anualmente en el que participan las principales figuras de la fiesta nacional. Tierra de reses bravas La relación de esta localidad con el mundo taurino no se ciñe a las corridas que tienen lugar en su hermosa plaza: las tierras de esta zona son muy propicias para la cría de reses bravas, por lo que no es extraño que en el término existan numerosas fincas dedicadas a este fin, algunas de ellas con prestigiosos hierros, como Gabriel Rojas, Juan Pedro Domecq o Martín Lorca.
-Otras construcciones Además de la plaza de toros, destaca dentro de la arquitectura civil de El Castillo de las Guardas el edificio de su Ayuntamiento y una fuente, a la que aún acuden los vecinos para recoger agua, conocida como del Abrevadero, que posee un brocal de piedra y manadero esférico con dos caños de mármol blanco.
3.Restos arqueológicos
-Necrópolis y poblado megalítico Al este del pueblo se hallaba en época megalítica un poblado y una necrópolis, formada por catorce tumbas. Las tumbas se alinean en general a lo largo del río Guadiamar y arroyos cercanos, extendiéndose unos nueve kilómetros. Lo más interesante es un dolmen, o túmulo funerario construido con grandes losas y tierra apisonada, llamado Sepultura del moro, con una cámara en forma de rectángulo dividida por un tabique.
4.Edificios religiosos
-Iglesia parroquial de San Juan Bautista Se ubica esta iglesia en el punto más alto de la villa, cerca de las ruinas del castillo que dio nombre a la localidad. Fue erigida en el lugar donde los musulmanes construyeron su mezquita, destruida por diversos terremotos en el siglo XIV. Su aspecto exterior es el de una fortaleza-monasterio, con elementos mudéjares, góticos y renacentistas. De hecho, en su fábrica se aprecian tres momentos constructivos diferentes. Al más antiguo corresponde la capilla mayor, fechable hacia 1400, mientras que la nave y la portada datan de la segunda mitad del XVI y las capillas laterales del XVII. Consta de una sola nave, con grandes contrafuertes exteriores y presbiterio formado por un tramo recto y otro poligonal. Cuenta con tres portadas, siendo las más interesantes la principal y la lateral izquierda. La primera, situada en los pies, es adintelada, con pilastras que sostienen un frontón recto con pináculos. La segunda se compone de un arco de medio punto entre columnas adosadas a pilastras y rematadas por frontón recto y esferas sobre pedestales. En el ángulo suroeste se halla la torre, de tres cuerpos rematados por un chapitel piramidal con azulejos. El magnífico retablo mayor está atribuido al maestro Martínez Montañés, y, al parecer, sus dimensiones eran mucho mayores, pero fue quemado durante la Guerra Civil. Su estilo es barroco y presenta columnas salomónicas. Por su estructura y decoración puede fecharse hacia 1720. Del mismo autor es la imagen del titular y patrón de la ciudad, San Juan Bautista, que ocupa la hornacina central. En el lado izquierdo se sitúa la capilla de San Bartolomé, cuyo retablo barroco aparece ornamentado con pinturas de santos atribuidas a la escuela de Francisco Pacheco y que preside una talla del titular de siglo XVII. En el muro derecho destaca la capilla del Sagrario, que presenta un retablo de 1651, perteneciente con casi toda seguridad a la escuela montañesina. El sagrario es una pieza de madera policromada, donde figura una pintura de Cristo Resucitado de la época del retablo. Tesoros de San Juan Bautista Aunque escasa, la colección orfebre de la parroquia de San Juan conserva valiosas piezas, entre las que destaca el sagrario que se encuentra en el altar mayor, cuya puerta de plata repujada muestra una representación de Cristo.
La Semana Santa El encuentro en Triana La única hermandad de penitencia de esta localidad, la de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, Santísimo Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora de los Dolores, procesiona la tarde del Viernes Santo por las calles del pueblo. Al filo de la medianoche se produce el momento que todos los devotos y cofrades esperan: en la popular plaza de Triana se encuentran el Cristo y la Virgen, instante en que los costaleros de ambos pasos se arrodillan, en medio del emocionado aplauso de los castilleros.