España dio un vuelco a la historia, que le había dado la espalda desde hace décadas, al lograr, con sangre, sudor y lágrimas, el pase a las semifinales de la Eurocopa, por primera vez desde que lo hiciera en 1984 en Francia.
Y lo hizo en la suerte de los penaltis, la misma que les volvió la cara en Corea 2002, Inglaterra'96 y México'86. Casillas, que paró dos de los lanzamientos desde los once metros, fue uno de los héroes. El otro, Cesc Fábregas, que anotó el disparo decisivo y dio a La "Roja" el billete a la penúltima ronda.
Comenzó España con demasiado respeto al rival, a su condición de campeón del mundo. Salieron los jugadores de Luis Aragonés con excesiva timidez al césped del Ernst Happel, aunque, como era de prever, tenían la posesión del balón.
El problema es que era una propiedad infructuosa, insulsa, como los gusta a la "azzurra". Los hombres de Donadoni no querían la bola. Lo tenían muy claro.
Luca Toni, el delantero del Bayern de Munich, era su gran referencia, el más buscado por sus compañeros. Para ello, Alberto Aquilani y Daniele de Rossi, los dos creadores de la Roma, se encargaron de suplir a Andrea Pirlo.
Italia estaba cómoda. A los transalpinos no les interesa jugar bien. Son 'resultadistas' al máximo. Esperan y desgastan al contrario con paciencia y regularidad.
Y lo estaban logrando. España no se soltaba, estaba agarrotada, con el toque estéril e improductivo. Realizó Silva, no obstante, el primer tiro a puerta de los españoles, pero Buffon respondió.
Poco después, Massimo Ambrosini pudo haber cometido penalti sobre David Villa, pero el germano Fandel no lo señaló y encendió a la grada rojigualda.
Fueron los dos primeros avisos de la "Roja", que andaba todavía dormida e impresionada por el currículo del rival, quien tenía en el ex madridista Antonio Cassano a su mejor futbolista.
El ahora jugador de la Sampdoria puso en muchos aprietos a Sergio Ramos, de nuevo flojo en la defensa española, en la que sí respondieron a la altura de las circunstancias los centrales Marchena y Puyol.
El valencianista le robó la cartera a Luca Toni, quien se disponía a rematar de cabeza un balón que le sirvió Cassano, en la acción más peligrosa de los italianos en el primer acto.
Tardó España en despertar, pero lo fue consiguiendo a cuentagotas en el último tercio del período. Fue cuando se produjeron los disparos de Villa y de Silva, que atajó el cancerbero del Juventus, y una bonita jugada del propio Silva por la banda derecha que terminó en falta no señalada.
El extremo del Valencia se cambió de lado con Iniesta y España mejoró. Incluso Torres, que había saltado al césped atenazado, con gesto muy tenso, comenzó a entrar en el duelo y protagonizó una bella acción por el flanco izquierdo que concluyó con otro disparo de Silva.
España se fue al descanso con síntomas de mejoría e Italia como deseaba, con el empate cero y tirando de oficio.
Y se confirmaron los síntomas en la segunda parte, en la que España llegó más, con más soltura. Contribuyeron a ello los cambios de Aragonés, que dio entrada a Cazorla y Cesc por un apagado Iniesta y Xavi.
Buscaba Luis romper el partido con la frescura del jugador del Villarreal, a la vez que concedió el mando de la "Roja" a Cesc, al igual que lo había hecho ante Suecia.
Pudo España marcar por mediación, de nuevo, de Silva, uno de los mejores junto a Senna, y luego en una acción de Torres, que no acertó a darle el esférico a Villa, que estaba solo.
Pero, cosas del fútbol y de los italianos, la ocasión más clara fue para la "azzurra". Luca Toni se revolvió dentro el área y se la puso a Camoranesi. Cuando ya se cantaba el gol, apareció Casillas con un paradón.
El partido se acercaba al final como había comenzado. Con una tensión absoluta. Fue la emoción la que encubrió la falta de calidad.
Y apareció Senna, que llevaba un partido magnífico, para enseñar su disparo. Lo hizo dos veces y asustó a Buffon, quien vio como se le escapaba la bola en el segundo para pegar en el palo.
El partido era totalmente de España. Italia, que había quitado del terreno de juego a Cassano, su mejor hombre, sólo defendía en busca de un milagro que pudo llegar por medio de Luca Toni si Grosso no le quita un balón cuando se disponía a ejecutar a Casillas.
Se afrontó la prórroga con el mismo estado de nervios y el mismo decorado sobre el césped, en el que ya estaba Guiza en lugar de Torres.
La escasez de fuerzas hizo, si embargo que hubiese ocasiones en las dos porterías. Silva estuvo muy cerca del tanto con un disparo lejano y Di Natale obligó a Casillas a una brillante intervención. Las piernas estaban más pesadas y se abrieron más huecos. El gol podía llegar, pero no lo hizo.
En los lanzamientos Cesc hizo feliz a España y colocó a Luis Aragonés como su mejor seleccionador al lograr lo que nadie hace mucho tiempo. Es, con 37, el que más duelos ha ganado con la "Roja". Y el camino sigue.