El embarazo de Letizia activa el debate sobre la urgencia de una reforma constitucional
El anuncio del embarazo de la Princesa de Asturias ha puesto sobre la mesa la necesidad de comenzar la reforma de la Constitución que termine con la preferencia del varón en la sucesión a la Corona. Esta modificación, que afecta al artículo 57.1, es una de las promesas electorales de Zapatero y requiere un complicado proceso que pasa por disolver las Cortes. El primogénito de Felipe y Letizia ocupará, tras su padre, el segundo puesto en la línea sucesoria. Al nacer, heredará el título de Infante o Infanta de España, que mantendrá mientras sus padres sean Príncipes de Asturias. Cuando se conviertan en Reyes, recibirá el título de XXXVI Príncipe o Princesa de Asturias, que está unido a la condición de heredero. Con la actual Constitución, este primer hijo de la pareja tendría garantizada la sucesión si naciese niño. Si fuese niña, sólo llegaría a ser Jefa del Estado en el caso de que sea hija única o de que no tenga más hermanos varones que, de nacer, le arrebatarían la prioridad en la sucesión y el título de Príncipe de Asturias