¡QUE LLAMEN A RAMÓN VILA!
¿Recuerdan la agonía del gran Paquirri, dándose cuenta durante el tercermundista viaje de Pozoblanco a Córdoba que se le iba la vida, y que cuando fue consciente de que nadie se aclaraba con aquello, pronunció la famosa frase ¡Que llamen a Ramón Vila!, el cirujano jefe de La Maestranza? ¿Se acuerdan? Pues entonces allá voy. ¡Ah! Una aclaración antes de meterme en faena: dejo para otros el insulso optimismo de los contemplativos, el optimismo de sofá de aquellos que siempre se creen que las cosas se arreglan solas, sin acciones ni determinaciones humanas, sin voluntad; aquellos de ya vendrán tiempos mejores. Sí, claro. Vendrán si nos los trabajamos. Aquellos de Dios está arriba. Naturalmente que está arriba. Y nosotros abajo. No pidamos a Dios los milagros que podemos hacer nosotros mismos. Me están repateando ya mucho los optimistas lánguidos y suaves que no mueven un dedo.
