Opinión
Y como no,Julio Iglesias.
Fue la melancolía de muchos años, aquellos en los que sólo sabía defenderme del desamor con algunas de sus canciones. La muchacha de los sueños se iba, la mujer de mi vida decidía no acompañarme en ella para los restos, y me metía en mi cuarto escuchando a Julio Iglesias. Como si él supiera esperarme en todas las desilusiones, como si se dedicara a comprenderme en el desencanto, tenía siempre la frase exacta que contaba su historia como si fuera la mía... ¡Cuánto sufríamos Julio Iglesias y yo! ¡Vaya par de desgraciados! Claro que él no tenía sólo mis lloreras, sino las de medio mundo y parte del otro.
