
Casa Morales, bodega histórica
Esta ciudad nuestra lucha constantemente por conservar su patrimonio monumental, artístico e inmaterial, verdaderas señas identitarias del paisaje urbano que transmite la vida a su paisanaje década tras década, generación tras generación, siglo tras siglo. Sevilla es la idiosincrasia de quienes la habitamos, el aire y la luz que nos mantienen, ese callejero de vías estrechas que en el centro del casco histórico se convierten en arterias que hacen latir el corazón mismo de la urbe.
En ese entorno de la Catedral, en la calle García de Vinuesa, justamente donde cada mañana alcanza y señala la sombra alargada de la Giralda, existe un oasis histórico llamado Casa Morales, que nos retrotrae a la Sevilla de tiempos pretéritos contados por centenares de años y evoca la grandeza de la que fue capital del mundo, la presencia cervantina y el aroma de la ciudad vivida durante siglos.
Esa antiquísima bodega detiene el tiempo y sus anchos muros dificultan que lleguen la telefonía móvil y las señales de internet, propiciando una siempre efímera estancia fuera de la modernidad, que posibilita el reencuentro con nosotros mismos y con la historia colectiva de la ciudad. Nunca sabes muy bien qué es exactamente lo que evoca pero sí que te sientes en la Sevilla de siempre, eterna y atemporal a la vez.
La peculiar taberna y bodega Casa Morales cumple este año su 175 aniversario regentada continuadamente por la familia Morales, desde que en 1850 la fundase don Leocadio Morales Prieto hasta ahora que es su biznieta Reyes Morales García quien la dirige. Farmacéutica de formación, esta bodeguera de vocación y ocupación presume de haber heredado de su abuelo y de su padre, don Eduardo, ese emblemático negocio de vinos que ella ha reconvertido en referente también del tapeo tradicional.
En la noche del pasado 8 de diciembre la Virgen de los Reyes pasó por vez primera, que se recuerde, por la antigua calle de la Mar y el paso de palio de tumbilla se detuvo justamente en la puerta de la bodega, donde la muy devota biznieta -prototipo del encanto, alegría y bondad de las sevillanas- honró a la Patrona con oraciones, emociones y flores, en esa primera visita a la puerta del establecimiento en tan larga historia.
En esos instantes, entre naranjos, se compendiaron los siglos de la Reina de los Reyes y la más profunda verdad de esta Sevilla nuestra, siempre entre la Virgen y la alegría de lo mundano, simbolizado en esa taberna tan emblemática de la ciudad. Los amigos nos ocupamos de que se captase una instantánea cargada de significado, que ilustra este texto y perdurará en la memoria popular de la ciudad.
Como hace un lustro dejó escrito en estas páginas el ilustre vecino Antonio Burgos, “mi admirada Reyes Morales se merece un premio por la conservación de la taberna de sus mayores, siempre en manos de la misma familia”, rematando con un elocuente “Apúntate un 10, Reyes Morales”. También Carlos Colón reclamó hace años un “homenaje” para la familia, por “tanta fidelidad a su negocio, tanto amor a Sevilla y tan buen gusto”, demostrado en ese “milagro de supervivencia al alcance de muy pocos”.
Escribió Colón que Reyes ha logrado “adecuar el presente sin destruir el pasado, reformar lo necesario sin borrar lo esencial, mejorar sin desfigurar, poner al día sin falsear”. Sobradas razones para el reconocimiento a una bodega camino ya de ser dos veces centenaria, que “abrió sus puertas para que los sevillanos alumbraran sus alegrías, ahogaran sus penas, desataran sus lenguas, afilaran su ingenio y tontearan con las musas”.
Este aniversario es la ocasión propicia y el premio ha de ser el reconocimiento institucional de Sevilla a su propietaria. Los 175 años de historia del establecimiento y las cualidades de esa excepcional mujer se lo merecen: emprendedora y comprometida, cabal conservadora de las tradiciones de su ciudad y personificación de la amabilidad, bonhomía y belleza de nuestras mujeres. El reconocimiento en la festividad de San Fernando a tan emblemática bodega sería más que merecido y alegraría a sus muchos parroquianos. Propuesto queda y de justicia es. Amén.
José Joaquín Gallardo es abogado

