En fechas pasadas vivimos una jornada inolvidable con la devotísima procesión del Santísimo Cristo de la Vera-cruz de la ribereña localidad sevillana de Alcalá del Río, una vez concluidos los cultos extraordinarios del 50º Aniversario de la Coronación de Nuestra Madre de las Angustias.
Al finalizar el último día de Triduo de Acción de Gracias, a las 00:00 horas de la madrugada del un viernes de octubre, tuvo lugar la solemne procesión de traslado de regreso a su sede de la Real Ermita de San Gregorio de Osset, del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz. Una jornada inolvidable para la historia de Alcalá del Río.
El recorrido fue Padre Ruiz Páez, Padre Aguilar, Reyes Católicos, Cristóbal Colón, Plaza de España, Ilipa Magna, Real de Castilla (Homenaje a los Hermanos en el columbario del Edificio Vera-Cruz), Coronel García-Baquero y Plaza de San Gregorio.
El Santísimo Cristo de la Vera-cruz era trasladado en las andas propiedad de la Hermandad, con cuatro hachones que iluminaban su divina figura. Todos los Hermanos nazarenos portadores de paso portaban al Santísimo Cristo que era acompañado por un trío música de capilla. El cortejo lo formaban dos filas de cuatrocientos Hermanos y Hermanas portando cirio verde, aunque es digno reseñar los numerosísimos devotos que acompañaban al Bendito Cristo de la Vera-Cruz.
Esta procesión de regreso supuso un momento de oración y evangelización para encomendarnos al Santísimo Cristo, sol de los Ilipenses. Un devotísimo traslado, donde el Cristo de la Vera-cruz ha bendecido cada rincón del milenario pueblo Ilipense. Olor de Dios en Alcalá del Río. Asimismo, este solemne traslado nos ha regalado estampas inéditas, de gran belleza, no solo por lo extraordinario del recorrido, sino porque el Santísimo Cristo envolvía todo: procesionaba con el alumbrado público a oscuras, tal y como la procesión de madrugada de mayo. Además de los 6 puntos de luz del paso, al Cristo lo iluminaban los centenares de cirios verdes y pequeñas velas que los Hermanos tuvieron a bien poner en sus ventanas y balcones para iluminar el paso de esta procesión; Cristo en la Cruz lo iluminaba todo pues, además, procesionaba sin el velo de Jueves Santo, con la alegoría del pelícano de plata a sus pies (símbolo del amor) y su característico monte de claveles rojo. Con la solemnidad que le caracteriza, fue otro signo y reflejo inequívoco y palpable de la incomparable devoción que le profesa por su infinito poder.
La llegada a la sede de la Hermandad, la Ermita de San Gregorio, fue de una gran emoción. Al subir al presbiterio de la Ermita, donde quedó expuesto para la Devota Veneración de de octubre, e iluminarse la Capilla, en el altar se disponía un precioso lienzo de gran formato, enmarcado por dosel de oro y velo de terciopelo granate, pintado a mano con gran maestría por el hermano de la Hermandad Manuel Gómez Segura, escultor e imaginero, dedicado más de 30 años a la imaginería y pintura religiosa, que ha donado a esta obra a la Hermandad como ofrenda por el Aniversario de la Coronación. En él se representaba la Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad; el rostro de María, era el de nuestra Madre de las Angustias. Un gesto de profundo simbolismo que unía, de nuevo, la devoción a los Amantísimos Titulares.
Te adoramos Cristo y te bendecimos, que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Por la mediación de María Santísima de las Angustias Coronada nos encomendamos a Dios en la Vera-Cruz.
Danos siempre Tu Amor.
Foto Emilio López Valdivia