Un médico con pasado nazi que se hacía llamar Luis Gurruchaga y conocido después como Doctor Pirata se lo llevó a Chipiona con la promesa de curarle una enfermedad
La madre, de 94 años, lanza un grito desesperado de auxilio y apela a la colaboración ciudadana y de instituciones para no morir sin obtener respuestas
Cádiz, 3 de febrero de 2020
Familiares y amigos, con el apoyo de SOS Bebés Robados, haN puesto en marcha una campaña para pedir la colaboración ciudadana y de instituciones para resolver las numerosas incógnitas que rodean el caso del robo de un niño de 15 meses ocurrido en 1948. La madre del mismo, de 94 años de edad, sigue viva y lanza un grito desesperado de auxilio para que quien pudiese saber algo o disponer alguna posible pista que pueda aclarar lo sucedido lo dé a conocer. Obtener respuestas es lo único que aliviaría ya el intenso dolor que lleva padeciendo desde hace ya más de 70 años, cuando se llevaron a su hijo, Alfred Sven Karl Lundberg, nacido precisamente tal día como hoy (3 de febrero) de 1947 en Duisburgo (Alemania).
Irmgard y Sven Lundberg vivían en Suecia cuando una prometedora oferta de empleo para él les empujó a emigrar a Tánger a finales de febrero de 1948. Su hijo Fred acababa de cumplir un año y era el principal motivo de sus desvelos, ya que arrastraba problemas de salud. Sufría una hernia inguinal.
Al poco de llegar conocieron a un hombre que se hacía llamar Luis Gurruchaga Iturria. Decía ser médico. Era, además, director del sanatorio marítimo de Chipiona. Pero llevaba una doble vida. Su otra actividad, desconocida entonces para los Lundberg, era precisamente la que le llevaba a viajar con frecuencia a Tánger, el contrabando, que es además la que le valdría ser conocido por algunos como Doctor Pirata. El matrimonio sueco tampoco conocía el otro gran secreto de aquel hombre, un pasado nazi que le había llevado a refugiarse en el sur de un país, España, que por aquel entonces acogió y amparó a muchos que como él habían formado parte de la maquinaria del régimen liderado por Hitler.
Aquella relación no tardó en derivar en algo bastante parecido a una amistad. O eso creían los Lundberg. Tanto es así que en mayo, cuando el pequeño Fred parecía empeorar de sus problemas de salud, Gurruchaga ofreció a sus padres llevárselo a Chipiona para operarle. Era el remedio a su mal, les dijo. Y les aseguró también que lo tendrían de vuelta en Tánger en dos semanas. Dudaron, pero acabaron aceptando.
Gurruchaga se llevó a Fred en su barco a finales de mayo. Sus padres, Irmgard y Sven, nunca más volverían a verle. Las siguientes semanas, al ver que su hijo no regresaba a Tánger con Gurruchaga, pese a que éste sí lo hizo en varias ocasiones, exigieron explicaciones. Siempre obtuvieron excusas: su hijo está enfermo y no lo he podido traer, hacía mala mar y era peligroso embarcarlo… Y así hasta diciembre.
En diciembre de 1948, ante el acoso y el ultimátum de Sven e Irmgard, Gurruchaga, les dijo que su hijo Fred había muerto. Y que lo había hecho en junio, es decir seis meses antes. Se contradijo en las causas de la muerte que les fue ofreciendo. Los padres denunciaron. ¿Dónde estaba el certificado de defunción? Les acabaron dando uno, pero firmado por el propio Gurruchaga. Este llegó a mostrarles una foto del supuesto cadáver del pequeño en un ataúd. Irmgard y Sven lo tuvieron claro nada más ver esa imagen: aquel NO era Fred.
Comenzó entonces una lucha, una agotadora búsqueda sin resultados. Fueron años de portazos en las narices, de explicaciones contradictorias, de continuas decepciones, en definitiva, que solo aumentaron su dolor. De nada sirvió que interviniese la Interpol o el Gobierno sueco a través de diferentes representaciones diplomáticas y su Ministerio de Asuntos Exteriores. El resultado es que a día de hoy se sigue sin saber qué pasó con Fred.
Su madre, Irmgard, sigue viva. Tiene 94 años de edad y vive en Suecia. Una investigación del periodista Wayne Jamison sobre la figura de Doctor Pirata en forma de libro que verá la luz próximamente, le devolvió la ilusión. Pensó que quizá pudiese empujar a alguien a contar algo que ayudase a obtener respuestas. Pero diferentes circunstancias obligan a retrasar la publicación de ese libro. Y ella siente que lo que le fata precisamente es tiempo, sobre todo tras unos recientes achaques de salud, por lo que se ve abocada a lanzar un grito de auxilio explicando así, a través de los medios de comunicación, el caso y solicitando cualquier ayuda que pueda aclarar lo sucedido.
Para ello, familiares y amigos han habilitado una página de Facebook (Buscando a Fred Lundberg), una cuenta de Twitter (@BuscandoFred) y una dirección e correo electrónico (buscandoafredlundberg@yahoo.com). Quien disponga de información también puede contactar con la delegación de SOS Bebés Robados en Jerez de la Frontera.