
La poesía cumple hoy según la UNESCO catorce años de celebración para fortificar su presencia entre los jóvenes poetas y sensibilizar a la sociedad mediante la cultura. Los griegos entendían el término poesía como modo de crear algo propio que diera como resultado una obra o composición llena de belleza, equilibrio y armonía, bien fuera mediante el verso o la prosa. Vivimos un momento de regresión en todos los sentidos, sobre todo en lo que confiere a la cultura y a aquellos géneros literarios que, según las líneas editoriales, no son comerciales. Sin embargo, es precisamente esta época que vivimos, en la que la falta de inversión institucional para promocionar jóvenes promesas y afianzar las consagradas, suponen la pérdida de nuevas obras literarias españolas de futuro, y que el consumo de este género sea considerado de élite por su complejidad en la comprensión lectora. Quiero demostrar que la poesía de hoy no es tal y como nos la pintan. La poesía es el sentimiento y experiencia vital del poeta que vive en un momento determinado. Miguel Hernández hablaba de su pésima situación en la cárcel, sus ánimos ante la ausencia de su amor o el hambre padecido en las Nanas de la cebolla. Antonio Machado nos manifestaba en sus versos el destierro y la calidad del ser humano y sus valores, hoy tan precarios. En mi poesía manifiesto la situación política-social y económica que padecemos desde España, lloro el maltrato, sobre todo el infantil y clamo a una justicia necesaria para el menor y el reconocimiento de los DDHH entrambas orillas (hispano-marroquí). Por lo tanto, dentro de este género literario que tratan de excluir del mercado editorial, existen muchas corrientes poéticas, hablaremos de poesía ecológica, transmodernista, virtual, metapoesía, de conciencia, o como la que trato de fomentar de las dos orillas (donde incluiremos todas las corrientes anteriores pero reflejando la actualidad a uno y otro lado del Estrecho).

