El periodista Fernando Orgambides acaba de publicar un segundo libro de título Memoria Transitada que forma parte de la colección Crónicas Consulares, estrenada el pasado mes de diciembre con Viento de Palabras, su primera incursión en literatura.
Gaditano, pero vinculado a la capital hispalense desde su adolescencia, Orgambides se inició en Abc de Sevilla en los años setenta y ha sido después director de la edición andaluza de El País y de El Correo de Andalucía. Tras cuarenta años en la batalla del periodismo, ha dado el salto a la literatura eligiendo un género puente entre ambas disciplinas, la crónica, en la que refleja imágenes, diálogos y sensaciones por el vividas en sus recorridos por el mundo pues, además de Sevilla o Madrid, en donde actualmente reside, vivió muchos años en Marruecos y en México como corresponsal del diario El País.
Memoria Transitada es la continuación de una obra ya iniciada, mis crónicas andantes, que son retratos al vuelo de lugares, momentos o personas que se han cruzado o se cruzan en mi camino, nos dice en entrevista. Como periodista he tenido el privilegio de haber recorrido gran parte del mundo, conocer otras culturas e, incluso, involucrarme en ellas, y de esa experiencia del pasado y de mis viajes en el presente ha nacido este propósito literario que, en suma, me permite rescatar historias que he podido tocar con mis manos a lo largo de mis cuarenta años de periodismo y también descubrir otras a partir de ahora.
-¿Mejor la crónica que la novela?
-En mi caso, sí. Yo vengo del periodismo escrito y pienso que la crónica, que es un género en desuso, al menos en literatura, me resulta más cómodo, aunque no más fácil, que el ensayo o la narrativa. Empecé llamando periodismo literario a los artículos que escribo en mi blog (www.fernandoorgambides.com), luego literatura periodística y, por el camino que llevo y la configuración que le estoy dando a cada crónica, terminará siendo literatura a secas, pero con la rigurosidad y precisión que conlleva el periodismo y la enseñanza que aporta la historia.
-Vicente Ferrer, Punta del Diamante, Moshe Blum, Historias de Nueva York, Dulces aromas, Riña de gallos, etcétera, son títulos muy sugerentes.
-Vicente Ferrer representa una vida ejemplar precisamente en tiempos donde esta virtud es escasa y tras la Punta del Diamante, el legendario café de la Avenida de la Constitución con la calle Alemanes, hoy desaparecido, cuento un crimen que ocurrió en los años 30 en la casa de Ignacio Sánchez Mejías y de Dolores Gómez Ortega, en concreto el del torero Rafaelito Bienvenida, alumno del colegio Villasis, a quién mató de un tiro un perverso que luego se suicidó con la misma pistola. Moshe Blum fue un marino sevillano que capitaneó el éxodo de judíos a Palestina antes de la creación del Estado de Israel y en Historia de Nueva York cuento el conato de incendio que provocó Carmen Amaya en el Hotel Waldorf Astoria al intentar asar unas sardinas en un somier de su suite. Dulces aromas y Riña de gallos son historias gaditanas y familiares, una relacionada con una confitería que poseyó mi familia en San Fernando y otra en torno a los galleros que frecuentaban los cafés Andalucía y Morante de la capital tras sus viajes a América.
-¿Cómo le fue con Viento de Palabra, su primer libro?
-Muy bien porque está agotado, así que ando en contacto con Inkthread Press, el sello que lanza mis obras, para sacar una segunda edición, aunque el sistema de libros bajo demanda es una maravilla porque, a través de internet, pides el libro y lo tienes en casa por correo en unos días. Viento de Palabras fue mi primera experiencia y sólo hice dos presentaciones, una en la librería +Bernat de Barcelona, en la que me acompañaron en conversación los periodistas Pilar Eyre, Regina Farré y Ramón Vilaró, y otra en la Galería de Milagros López Delicado de El Puerto de Santa María, acompañado por el director y productor de cine Juan Lebrón y los periodistas Carmen Enríquez y Joaquín Rábago. Las dos con cierre musical, la de Barcelona con la violinista Cristina Montferrer y la de El Puerto con los profesores y concertistas de guitarra flamenca Ismael Moreno y Davinia Ballesteros.
-¿En dónde va a presentar Memoria Transitada?
-Habrá cuatro presentaciones, una en cada mes hasta agosto incluido. El 17 de mayo lo presento en Sitges, el 5 de junio en Madrid, el 27 de julio en Segovia y el 14 de agosto en Sanlúcar de Barrameda. Ésta última es la que más emocionado me tiene porque, aparte de celebrarse en Andalucía, y particularmente en mi tierra, va a tener como escenario las Bodegas Barbadillo, gracias a la gentileza y la generosidad de esa mujer extraordinaria y vitalista que es Rosario Pérez-Barbadillo, a quién llaman La Doña del vino y cuyo empeño por mantener siempre en alto el nombre de la manzanilla es más que encomiable. Allí nos reuniremos en conversación Rosario, como anfitriona, y yo como autor, con Mariló Montero, presentadora de La mañana de la 1, Antonio Jiménez, conductor de Cascabel al gato de 13TV, y Francisco Gallardo, premio Ateneo de Sevilla de novela histórica 2012 por su obra La última noche. Será un acto abierto al público en general, a las nueve y media de la noche, que cerrará José Cortés Pansequito con sus cantes y, además, en un día muy señalado, víspera de la Virgen de la Caridad, patrona de Sanlúcar de Barrameda.
-Dos gaditanos en un mismo libro, porque el prólogo se lo ha escrito José Ramón Ripoll.
-Aparte de haber nacido en Cádiz como un servidor, José Ramón Ripoll y yo pertenecemos a la misma generación e incluso somos amigos desde la infancia. Él es un magnífico escritor y un excelente poeta, pero también uno de los profesionales con mayor conocimiento musical de este país, lo que demostró durante muchos años cuando dirigía los espacios de música clásica de Radio Nacional de España. Sinceramente, es un lujo y un honor para mí viajar en compañía de José Ramón Ripoll en este libro de crónicas.
-Los beneficios de autor los destina a una fundación solidaria.
-Sí. No crea que esto de la literatura da mucho margen, pero los beneficios que se obtengan de la venta de este libro, más los ya obtenido con Viento de Palabras, irán destinados a la Fundación Luca de Tena, organización sin ánimo de lucro que desde 1993 socorre y ayuda a familias de periodistas y empleados de prensa que atraviesan situaciones de vulnerabilidad, especialmente en las que falta el cabeza de familia. Muchos hijos de periodistas fallecidos, cuyos nombres no vienen al caso, han salido adelante en su formación gracias a esta fundación, a la que por otra parte ha galardonado este año el Club Internacional de Prensa con uno de sus prestigiosos premios.
-¿Algún otro libro a la vista?
-Para final de año sacaré un tercer libro de esta colección, en esta ocasión con el título Pretexto compartido, aunque, por otro lado, ya tengo casi terminada la biografía de Manuel Rodríguez Piñero, diputado republicano por Cádiz y precursor de la saga de juristas sevillanos de ese apellido. Esta última obra irá después de Pretexto Compartido, porque primero quiero conformar una trilogía de crónicas, aunque la colección no creo que se detenga ahí.