El fiscal y la acusación piden 4 años de cárcel y la defensa la absolución.
Ortega Cano: "Llevo casi dos años pasando un quinario, que sea lo que Dios quiera y la Justicia dictamine".
"Desgraciadamente he tenido percances por mi profesión, pero éste ha sido el percance más grave de mi vida".
El torero pide perdón a la familia de la víctima: 'Me quería morir yo'.
"Yo no sé si será un vahído o pérdida de sueño en ese momento justo, pero se lo digo con todos los honores y permiso de Dios".
"Yo por mi salud y por mi vida no debo beber y no bebí ese día.
'No me acuerdo de nada, pero no bebí aquel día. Lo juro por mi vida'.
El abogado de la defensa insiste en la invalidez de la prueba de alcoholemia.
El juicio del accidente de trafico que José Ortega Cano sufrió el 28 de mayo del 2011 y en el que falleció Carlos Parra y el torero estuvo a punto de perder la vida, quedo visto para sentencia tras cinco jornadas de juicio a las 8,30 de la noche del martes día 19 de marzo, día de su santo y del padre, que el torero no pudo celebrar.
Tras el juicio el fiscal y la acusación se mantienen en la solicitud de pena de cuatro años de presión mientras que la defensa sigue pidiendo la absolución. Se solicita además para Ortega Cano la privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores durante seis años y una indemnización a la viuda del fallecido de 119.731 euros, a cada uno de sus dos hijos 19.955 euros y a su madre en 9.977 euros. La sentencia se conocerá en unos quince días.
El accidente ocurrió poco después de las 22:00 horas del 28 de mayo de 2011, cuando el torero había dejado a su hija en Villaverde del Río (Sevilla) y se dirigía a su finca Yerbabuena de Castilblanco de los Arroyos (Sevilla). En el kilómetro 28,1 de la carretera A-8002, colisionó de frente con el Seat Altea que conducía Carlos Parra, de 38 años, que falleció al instante por traumatismo torácico severo y rotura cardiaca.
El torero José Ortega Cano ha hecho uso en la tarde de este martes del derecho a última palabra en el juicio por el accidente de Carlos Parra Castillo, al asegurar que lleva casi dos años "pasando un quinario. Que sea lo que Dios quiera y la Justicia dictamine".
El matador ha comenzado su intervención afirmando a la juez que tiene carné de conducir desde marzo de 1974, por lo que lleva casi 40 años conduciendo por toda la geografía española, portuguesa, y americana, y "nunca" ha tenido un accidente". "Desgraciadamente he tenido percances por mi profesión, pero éste ha sido el percance más grave de mi vida", ha dicho en alusión a este accidente."Estoy pasando un quinario, llevo casi dos años pasándolo muy mal", ha añadido el torero, que se ha querido "unir al dolor" de la familia de Carlos Parra. "Yo me quería morir", ha afirmado cuando se enteró de que había fallecido una persona en el accidente.
"Yo no sé si será un vahído o pérdida de sueño en ese momento justo, pero se lo digo con todos los honores y permiso de Dios" y de sus familiares más queridos, pero "no tengo memoria de lo que fue el accidente. Cuando llegué a Urgencias no me acuerdo de nada, no tengo en la memoria nada". El acusado ha insistido en que no bebió nada de alcohol. "Yo por mi salud y por mi vida no debo beber y juro por Dios y por mi familia que no bebí ese día. Que sea lo que Dios quiera y lo que la Justicia dictamine, ha concluido el torero. Después de su intervención, la juez ha dejado visto para sentencia el juicio.
El fiscal de Seguridad Vial de Sevilla, Luis Carlos Rodríguez León, y los abogados de la acusación particular han elevado a definitivas sus conclusiones provisionales, en las que atribuyen al matador dos delitos contra la Seguridad Vial, por conducir de forma temeraria y con una tasa de alcohol de 1,26 gramos por litro de sangre, y otro de homicidio por imprudencia, con un total de cuatro años de cárcel. La defensa del torero, por su parte, también elevó a definitivas sus conclusiones al solicitar la absolución del diestro.
La defensa insiste en que la prueba de alcoholemia es "radicalmente nula"
El abogado Enrique Trebolle, que defiende a Ortega Cano, ha insistido en su informe de conclusiones en el juicio que la prueba de alcoholemia practicada al torero es "radicalmente nula" porque se vulneró el derecho fundamental a la intimidad, la resolución judicial en la que se acordó no estaba debidamente motivada, y además falló la cadena de custodia que debe respetarse a la hora de la extracción de una muestra que va a ser utilizada en un proceso penal. La prueba es "anticonstitucional" al haberse vulnerado derechos fundamentales.
La defensa, que ha solicitado la libre absolución para el torero, ha señalado que hay una sentencia de la Audiencia de Sevilla de 31 de octubre de 2002 que, anticipándose a la jurisprudencia constitucional, anuló una prueba de extracción de sangre porque la orden se dictó mediante una providencia -como en el caso de Ortega Cano- y no se motivó debidamente la entrada de esta prueba en el proceso mediante un auto.
El abogado ha señalado que en este caso ni los médicos que atendieron al diestro ni los propios guardias civiles apreciaron una sintomatología etílica, por lo que no se puso en marcha el mecanismo de una prueba de alcoholemia y su cadena de custodia, por lo que en su opinión, cuando en este juicio declararon los expertos de Toxicología y el responsable de la unida de Hematología, el proceso ya estaba "nadando en aguas inconstitucionales porque venía de una prueba radicalmente nula" y ha recordado que se faltó a la cadena de custodia que establece una orden del Ministerio de Justicia de 2010.
El letrado ha analizado uno a uno los testimonios de los diferentes testigos que no apreciaron olor a alcohol y ha tildado de una "absoluta ignominia" que se pongan en duda las manifestaciones del testigo que aseguró que Ortega Cano había estado esa tarde en su casa de Villaverde para llevar a su hija a la romería con una amiga y que afirmó que sólo tomó una coca-cola y una tapa.
La defensa ha señalado que la pareja a la que Ortega Cano adelantó "no ha estado en situación de peligro concreto", porque "respetó" la señal de línea continua y les rebasó a una velocidad no superior a 30 kilómetros por hora, y criticó que la joven que alertó al 112 apareciera en un programa de televisión al día siguiente de comparecer en el juicio.
La misma reflexión ha hecho sobre la testigo que afirmó que el director del hotel le comentó al día siguiente que tenía una "cogorza como un mulo", por cuanto el letrado defensor ha dicho que "no puede entender que venga al juicio y al día siguiente vaya a un programa de televisión bajo precio".
En relación con este testimonio, Enrique Trebolle ha defendido que el testimonio del director del hotel La Alquería quedó "objetivado" por la declaración que prestó tras el accidente ante los agentes de la Guardia Civil, a los que manifestó que Ortega Cano estuvo en su establecimiento unos minutos antes tomando una Coca-cola y "no iba bebido". Por eso, el letrado se cuestionó que cómo iba este testigo a "pregonar al día siguiente a otras personas que no estaba en condiciones, eso es un despropósito", ha afirmado el letrado.
Ortega Cano "no tomó alcohol y estaba perfectamente cuerdo y en situación de control" cuando se produjo el accidente, al tiempo que ha defendido la versión del acusado respecto a que pudo sufrir un vahído o un desmayo dadas sus dolencias cardíacas, en concreto la fibrilación auricular paroxística que padece Ortega Cano.
Por último, en cuanto al testimonio del camarero que ha declarado que sirvió un whisky al acusado, el letrado ha dicho que este testigo dice que la copa se la puso entre las 21:30 y 21:45 del 28 de mayo, por lo que en su opinión en es momento el torero "estaba" con la familia de Villaverde, por lo que "se tratará de otro día u otra circunstancia".El abogado de la Mutua Madrileña, José María Girón, se adhirió durante su intervención al "brillante" informe del fiscal y de las acusaciones particulares.
INFORME DEL FISCAL
Luis Carlos Rodríguez León ha reprochado a José Ortega Cano que condujera bajo los efectos del alcohol, ya que, según ha defendido, la conducta que desarrolló con su forma de conducir antes del accidente "no era normal", por lo que esa conducta esta afectada "salvo que sea un temerario o un loco", algo que el fiscal descarta.
El representante del Ministerio Público ha defendido la prueba de alcoholemia que arrojó una tasa de 1,26 gramos de alcohol por litro de sangre -casi el triple de lo permitido, al rechazar que con la misma se hayan vulnerado el derecho a la intimidad del acusado y que no estuviera bien motivada la resolución judicial por la que el juez instructor ordenó que la muestra extraída para fines terapéuticos se utilizara para analizar la alcoholemia.
El fiscal Luis Carlos Rodríguez León ha defendido que a lo largo del juicio a José Ortega Cano han quedado "suficientemente probados" los hechos y que, a su juicio, constituyen dos delitos contra la Seguridad Vial, por conducir de forma temeraria y bajo los efectos del alcohol, y otro de homicidio por imprudencia. El fiscal ha dicho que los testigos han "visto al acusado en estado ebrio" y ha defendido la declaración de la mujer que aseguró que el dueño del hotel La Alquería de Burguillos, José Álvarez, le comentó al día siguiente que no lo había visto nunca así y que llevaba "una cogorza como una mula".