La quinta votación, pasadas las 19:00 horas, se anunciaba al mundo, fumata blanca mediante, la elección de un nuevo sucesor de San Pedro al frente de la Iglesia Católica.
El elegido es Jorge Mario Bergoglio, hasta la fecha arzobispo de Buenos Aires, de 76 años, jesuita y papable ya en la anterior votación, en la que se dice que quedó por detrás del saliente Papa Benedicto XI.
Tomará Jorge Bergoglio el sobrenombreFrancisco I, y tiene ante sí la nada sencilla tarea de unificar una Iglesia tal vez más dividida que nunca, con muchos retos en un futuro próximo.
Instantes después del archiconocido "Hamebus Papam", sus primeras palabras han sido para su antecesor, pidiendo un rezo para él, y posteriormente, para sí mismo, antes de hablar a los miles de fieles congregados alrededor del balcón de la Plaza de San Pedro.
Contra todos los pronósticos para muchos, que esperaban un papa italiano o quizás el brasileño Scherer, ha sido un hispanoamericano el elegido. Esto quizás no sea más que casualidad, aunque algunos ya ven, en los primeros análisis, un símbolo claro hacia la importancia que está adquiriendo América Latina en los últimos lustros.
Insistiendo en ese sentido, es la primera vez que se elije a un jesuita y la primera vez que se elije a un Papa iberoamericano. Tiempos de cambio tal vez, que requieren un Papa qu pueda afrotanr esos cambios.
A pesar de su edad relativamente avanzada, 76 años, algunos vaticanistas esperan que su papado no sea un papado de transición, cómo tal vez lo fue el de Ratzinger, y que sea capaz de evitar que sigan salpidando a la Iglesia casos como los de pederastia, que tanto han dañado la imagen de la misma. Todo está por ver, de un modo u otro, Benedicto XVI ya tiene sucesor.