Juan Ortega fue ovacionado en su lote y Sergio Flores se fue de vacío.
El novillero extremeño Rafael Cerro ha sido el protagonista de los momentos más destacados en la novillada celebrada hoy en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Sus compañeros de cartel, Sergio Flores y Juan Ortega, que se presentaba en Sevilla, se fueron de vacío, aunque este último fue ovacionado en los dos novillos de su lote.
Ficha:
Se lidiaron novillos de Montealto, bien presentados y de juego desigual.
Sergio Flores, palmas tras aviso y silencio.
Rafael Cerro, ovación y vuelta al ruedo.
Juan Ortega, ovación y ovación.
Más de media entrada.
Comentario:
Al mexicano Sergio Flores no le dio tiempo de tantear al primero de la tarde porque fue devuelto tras el segundo puyazo. Ante el sobrero, del mismo hierro, Flores enjaretó una serie de verónicas de buena técnica y cierto temple. El mexicano lo intentó por ambos pitones, pero el viento, que molestó al torero, y la condición del animal, que cabeceaba tras cada muletazo, hicieron que la faena no llegara a más. Fue prendido el mexicano al entrar a matar, por fortuna sin consecuencias. A esta estocada le precedió un pinchazo. Palmas.
Con el cuarto, de preciosas hechuras, Sergio Flores se mostró muy firme en todo momento. Con la pañosa ligó dos series por la diestra de trazo largo y mucho gusto. Por el pitón izquierdo, el novillo protestaba más. El trasteo bajo de intensidad cuando volvió a torear en redondo. Mató de estocada y su labor fue silenciada.
Rafael Cerro salió a por todas en el segundo. Lo recibió con dos faroles y un puñado de verónicas con mucha torería. El extremeño brindó su faena al público y comenzó de rodillas en el tercio ligando una serie con temple y un cambio de manos sobresaliente. Estuvo muy firme en todo momento, toreando con mucho gusto hasta que el novillo terminó rajándose. Mató de estocada algo tendida y fue ovacionado.
El extremeño fue arrollado por el quinto de la tarde en su recibo a portagayola. A pesar del impacto, el novillero se levantó de manera inmediata y buscó al animal para darle una gran tanda de verónicas de bella factura. Cuidó a su oponente en la muleta consciente de su escasa fuerza. Estuvo muy voluntarioso Rafael intentándolo por ambos pitones, pero destacó sobretodo por el izquierdo. Acortó terreno en el tramo final de la faena por bernardinas y falló con la espada. Esto no fue óbice para dar una vuelta al ruedo.
Juan Ortega, que se presentaba ante la afición sevillana, recibió al tercero por verónicas de buena técnica en el centro del ruedo. Con la muleta, el de Montealto, muy desrazado, le ofreció pocas posibilidades de lucimiento. Ortega lo intentó por los dos lados pero la faena no alcanzó vuelo. Mató de estocada certera y fue ovacionado.
El burraco que hizo sexto no permitió que Ortega se luciera con el capote. Al animal le costaba acudir a la muleta por lo que, a pesar de la voluntad del novillero, el trasteo no llegó a mayores.
Sólo destacaron un par de naturales al final de la faena que arrancaron los aplausos del respetable. Mató de media efectiva. Palmas de despedida.