Médico y escritor, Francisco Gallardo debutó en la literatura con El rock de la calle Feria y ahora marida sus dos profesiones en la recién aparecida novela histórica La última noche en esta tierra.
No es el primer médico que abraza la literatura. Pero sí que es el único que, además, no pierde de vista en sus páginas a la ciudad que le vio nacer. El sevillano Francisco Gallardo (1958), especialista en medicina deportiva, se erigió hace tres años en un escritor de culto con El rock de la calle Feria. Y para no estancarse con nuevos localismos, su segundo libro realiza un giro de 180 grados hacia la novela histórica. Y ahí está, recién salida de imprenta, La última noche en esta tierra (Algaida), en la que guía al lector hasta Al-Andalus. Con ella además ha obtenido el premio Ateneo de novela histórica.
-Usted se define a sí mismo como un médico que escribe'. ¿Por qué no habrá escritores que curan'? -Yo estoy firmemente convencido de que existe una literatura terapeútica. Aunque también es cierto que existen muchos libros de calidad que crean un cierto desasosiego. Tengo un amigo al que su psiquiatra le prohibió leer libros del Nobel sudafricano John Maxwell Coetzee, escritor al que admiro mucho.
-Su profesión ha alumbrado a ilustres narradores (Baroja, Chéjov...). ¿En qué cifraría esa afinidad entre el mundo de la medicina y el de la escritura? -Teorías sobre esta cuestión existen muchas. Aunque debo confesar que ninguna me convence del todo. Tal vez que los médicos, aunque no escribamos, vemos la vida en primera, segunda y tercera persona, como los escritores. Toda historia médica es una narración aunque se emplee un lenguaje científico.
-¿Qué le guió hasta su debut con El rock de la calle Feria? -Quizá una necesidad de no olvidar mi pasado. Es una novela que tenía escrita en la memoria desde que fui por primera vez a Amsterdam en el año 1978. En Sevilla hubo una movida muy interesante antes que la madrileña o el rollo barcelonés, como se le conocía en la época. Quise hacer un homenaje a la generación del 58, muy peculiar, aunque no lo parezca. Tuve suerte y mi editor, Miguel Ángel Matellanes, confió en ella y la publicó.
-Su primera novela se ha convertido en un libro muy querido por el mundo de la cultura sevillana. ¿A qué cree que se debió exactamente su éxito? -Es muy difícil marcar las distancias sobre lo que uno ha escrito. Sólo sé que me siguen llegando referencias de lectores de que el libro sigue vivo. Eso reconforta, a nadie le gusta que una criatura suya desaparezca pronto. El rock de la calle Feria, con sus virtudes y sus defectos, es una novela sincera. La literatura cuenta muchas mentiras pero no puede mentir.
-Su segundo libro, La última noche en esta tierra, vira de la novela urbana a la novela histórica. ¿Fue una decisión premeditada el romper completamente con la anterior? -Sí, tenía muchas ganas de escribir esta novela. Era consciente de este cambio brusco, pero siempre me han interesado los escritores que supeditan su estilo al tema de la novela. La última noche tiene tanto que ver con mi vida como la primera. Necesitaba cambiar pero el libro que ahora estoy escribiendo tiene registros más parecidos a El rock de la calle Feria.
-Usted ha investigado durante años la medicina de Al-Andalus. ¿Cómo supo encontrar el tono adecuado para reconvertir todo ese material técnico en una novela? -Comencé investigando, por así decirlo, en un tono más académico. Con el paso de los años me di cuenta de que sólo había investigado para escribir una novela y el material narrativo se impuso. Es un destino que tiene que ver con mi vida profesional.
-Abrazar el género histórica, un registro en el que existe tanta competencia en las estanterías de las librerías, le habrá producido un gran desasosiego... -Me ha producido, efectivamente, todo el vértigo del mundo. Mientras la escribía pensaba en las Memorias de Adriano de Marguerite Youcernar. La novela histórica tiene muchos matices.
-¿Qué descubrirá el lector sevillano en esta obra que no haya podido conocer ya en otros aportes al género? -Quizás la historia de los Avenzoar que es muy desconocida. Una saga de médicos, seis generaciones que sirvieron a los emires almorávides y a los califas almohades. La mayoría fueron sevillanos, entre ellos dos mujeres médicos de mujeres y niños, Sarah Avenzoar, la protagonista y su madre. Pero la novela no es estrictamente médica, en realidad, son las vivencias de una mujer musulmana en la segunda década del siglo XII entre Sevilla y Marrakech.
-¿Y qué vocación de trascender la frontera local tiene? -Es una historia universal, no localista. Los sentimientos no respetan las fronteras.
-Tiene pendiente todavía hilvanar deporte y letras en una novela. ¿Alguna perspectiva de hacerlo en el futuro? -El deporte es parte muy importante de mi vida. Sobre todo el baloncesto. Como decía Mick Jagger : Es sólo rock and roll pero me gusta. Le plagio directamente: El baloncesto es sólo baloncesto pero me gusta. Me encantaría escribir una novela sobre baloncesto. Por otro lado la relación entre deporte y literatura me interesa mucho.
-Si el éxito le continuara saludando, ¿se ve a sí mismo abandonando la consulta para dedicarse únicamente al reto de la página en blanco? -No pienso en ello. Me encuentro muy bien "pasando consulta" como se decía antiguamente.