Su madre Carmen Bazán, con sus dos hijos pequeños, el único miembro de la familia que fue a verlo.
En Arcos de la frontera donde vive, paseó a caballo por las calles del pueblo y recogió las cartas de los niños.
María José campanario no estuvo junto a él.
El torero Jesulín de Ubrique despidió el año el pasado día 30 de una manera muy especial, ejerciendo de Rey Baltasar en las calles de Arcos de la Frontera, localidad donde reside, y recogiendo las cartas de los niños.
Por primera vez pudimos ver el resultado de la operación de nariz a la que se sometió el diestro hace un mes. Aprovechando su paso por el quirófano Jesús se hizo un pequeño retoque estético.
Según el mismo manifestó en un programa de radio:
-"Llevaba tiempo fastidiado, una molestia bastante incordiadora, me hice un TAC y tuve que entrar al quirófano y limpiar el tabique nasal, los cornetes, porque tenía problemas respiratorios que me daban jaquecas y dolores de cabeza tremendos".
Sobre laz cinco de la tarde llegaba a Iglesia de San Agustín del Barrio Bajo acompañado de Fernando Pastor, el Presidente de la Asociación de vecinos María Auxiliadora. Por primera vez pudimos ver el nuevo rostro de Jesús tras la operación a la que se sometió hace un mes en Chiclana.
Jesús encarnó al Rey Baltasar y una hora después salía de la Iglesia para recorrer a caballo las calles de Arcos hasta llegar a la Plaza de la Caridad. Allí entre el público esperaba su madre, Carmen Bazán con sus dos hijos menores, Julia y Jesús. Sorprendió la ausencia de María José Campanario.
Precisamente sólo unos días antes Jesús había hablado de su esposa maravillosas reconociendo que además siente una grana dmiración por ella porque es muy valiente.
En la plaza donde el torero recogía las cartas de los niños se ofreció una buñuelada y chocolate. Se repartieron más de 130 kilos de harina de buñuelos y 130 litros de chocolate además de varios litros de anís.
El torero no quiso hacer ninguna declaración a los medios aunque disfrutó con la ilusión de los numerosos niños.