Dicen que dijeron frases o aforismos redondos, ingeniosos, reflexivos y tan contundentes que van a misa. Y si no lo dijeron merecían haberlos dicho. Son los grandes de la aguja y el dedal que han ido hilvanando palabras que han quedado engarzadas en el collar de la posteridad. A saber: Coco Chanel, creadora compulsiva de remates dialécticos; Cristóbal Balenciaga, Elsa Schiaparelli, Christian Dior, Yves Saint Laurent y Manuel Pertegaz, que afortunadamente sigue entre nosotros
Cuentan que Cristóbal Balenciaga, hombre celoso de su intimidad, de vida austera y un tanto monacal, solía aconsejar a los suyos: No te quemes en sociedad. El vasco que creó escuela y que triunfó, como suele suceder, fuera de su patria, sabía de los incendios que se producen cuando uno se exhibe demasiado en determinados círculos. Ese halo de misterio, que acrecienta el prestigio, se queda reducido a cenizas ante una exposición exacerbada a fuegos fatuos. Balenciaga no vivió para conocer el desmesurado egocentrismo que nos rodea en la actualidad.
Según sus biógrafos, Coco Chanel debió ser una prolífica paridora de frases que daban siempre en el clavo. En su haber tiene cientos, pero entre todas he escogido ésta: No hay que fiarse en exceso de la originalidad: en decoración se cae en el decorado, en la costura se vuelca en el disfraz. Su enemiga acérrima, Elsa Schiaparelli, también era una mujer dada a las reflexiones en voz alta. Algunas de ellas han pasado a formar parte de su leyenda. En tiempos difíciles -solía decir la italiana- la moda siempre es extravagante.
Christian Dior, quien, al parecer, era un hombre un tanto místico que consideraba la moda como una manifestación de fe, no deja de sorprendernos al leer esta realista y considerada sentencia, tratándose de un divo de la costura. Yo arriesgo el salario de novecientas personas cuando hago una colección. Si tenemos en cuenta que Dior murió en 1957, háganse una idea de la cantidad de puestos de trabajo que generaba su prestigiosa firma. www.telademoda.com
No hay nada tan difícil como vestir a una sueca ni nada tan fácil como vestir a una mujer de color, dicen que dijo Yves Saint Laurent, el diseñador francés nacido en Argel y del que hasta el 8 de enero se puede ver una magnífica exposición de su trayectoria en la Fundación Mapfre de Madrid. La comodidad -añadía- es lo principal de la elegancia.
Cuenta el modista maño Manuel Pertegaz que en cierta ocasión el Papa Juan XXIII recibió a los diseñadores italianos y mientras contemplaba sus trabajos les dijo: Cuando ve trajes bonitos, Dios sonríe complacido. Y Pertegaz apostilló: Creo que la labor de quienes nos dedicamos a la moda consiste en seguir haciendo que Dios y las personas sigan sonriendo». Además, añado yo, de seguir regalando a su auditorio todas sus bien rematadas citas.