El conjunto balear sufre su tercera derrota consecutiva ante un Villarreal que gana su primer partido con goles de Rossi y Nilmar.
Las cosas no marchan como deberían en el banquillo que dirige Michael Laudrup. Tras una victoria por la mínima en la jornada inaugural de la Liga BBVA contra el Espanyol en Son Moix, el Mallorca no ha vuelto a cosechar ningún punto.
En esta ocasión viajaban a Castellón para enfrentarse a un Villarreal irreconocible que venía de perder contra el Granada y cuyo mejor resultado hasta el momento era un empate frente al Sevilla. Los de Juan Carlos Garrido tenían la misión de no abochornar a su afición en El Madrigal y salieron al campo con ganas. La actitud tuvo una recompensa temprana, cuando José Catalá acertó con un pase a Giuseppe Rossi desde la banda derecha que el italiano interceptó en la esquina del área para colársela entre las piernas a Dudu Aouate.
El Mallorca intentó quitarle las riendas del partido a su rival, pero su falta de acierto en los momentos decisivos le impidió crear un peligro real sobre la portería de Diego López, pero al menos se mantuvieron amenazantes durante todo el primer tiempo.
Tras el descanso, los bermellones quisieron mantener esa actitud desafiante, pero fue el Villarreal el que se llevó el premio cuando en el minuto 52 Borja Valero le dio una asistencia a Nilmar y el brasileño no erró al deshacerse de un adelantado Aouate y colar el segundo del Submarino Amarillo.
Pese a la complicada situación, con un 2-0 en territorio enemigo, los hombres de Laudrup siguieron intentándolo y si no consiguieron marcar fue gracias a Diego López y a Cristián Zapata, que sacó un balón en el último momento.
La victoria supone un alivio para el conjunto castellonense, sin demasiado acierto hasta el momento en la liga y claramente sobrepasados por el Bayern de Múnich en el primer partido de la Champions.
En cambio, la derrota supone un duro golpe para el Mallorca, cuyo único objetivo ahora es ganar a la Real Sociedad en casa para insuflar confianza en el equipo.