Bilbao, marzo 2011.- Existen riesgos para la salud cuando se ingresa en un hospital. Complicaciones clínicas, errores de diagnóstico, efectos indeseables de los fármacos... La necesidad de incrementar la seguridad del paciente y mejorar la calidad de la asistencia hospitalaria es un hecho. El 8,4% de los pacientes que ingresa en un hospital presenta efectos adversos (problemas clínicos ligados al ingreso hospitalario), de los que el 42,6% son evitables.
Los datos llegan desde el Ministerio de Sanidad y su Estudio Nacional sobre los Efectos Adversos ligados a la Hospitalización. ENEAS 2005, realizado con una muestra en 24 hospitales de todas las comunidades autónomas y 5.624 pacientes.
En este marco, el Hospital Cruz Roja de Bilbao se ha comprometido a mejorar la seguridad de sus pacientes y ha implantado, pionero en España, un sistema tecnológico único que reduce el índice de efectos adversos en la hospitalización. Porque los datos a nivel nacional y mundial son concluyentes.
En octubre de 2008 el Hospital Cruz Roja de Bilbao inició un proyecto I+D+i de la mano de Telecom y Novatecno que ya ha implantado totalmente y que funciona a pleno rendimiento desde hace seis meses. El objetivo: disminuir los errores de medicación y la tasa de efectos adversos evitables en los hospitales, mejorando así la seguridad del paciente. Los éxitos en la seguridad alcanzada mediante la utilización de dispositivos electrónicos en otros sectores como la aviación, la energía nuclear o la automoción deben ser ahora aplicados en los hospitales para hacerlos más seguros para sus usuarios. No vale sólo con la buena voluntad de los profesionales, asegura José Enrique de la Puerta, responsable de Desarrollo e Implementación de Sistemas de Calidad en el Hospital Cruz Roja de Bilbao.
El subconsciente colectivo inculpando a los profesionales de los efectos adversos ha jugado un mal papel y ha conducido los planes de acción por el camino equivocado. En gran medida, los efectos adversos evitables han sido considerados como negligencias de los profesionales sanitarios y en consecuencia gran parte de los planes han ido dirigidos a su concienciación. Pero los profesionales generalmente ya estaban muy concienciados con los riesgos de sus actuaciones, por lo que las acciones emprendidas no han acertado con la solución.
Esa solución ya tiene nombre propio: HTS-21, un sistema pionero que reduce la incidencia de efectos adversos relacionados con la medicación, pero que va mucho más allá. Es una solución global que también tiene en cuenta la seguridad en otros procesos hospitalarios, como transfusiones, control de alergias, cuidados, operaciones quirúrgicas, seguridad en la identificación de muestras analíticas y de biopsias o la trazabilidad de materiales sanitarios. Se trata del único hospital con esta tecnología, implantada de todos los niveles de asistencia hospitalaria.
Porque la tasa de mortalidad causada por efectos adversos es elevada. En 2006, según datos del INE, la tasa de mortalidad fue del 3,7% del total de ingresos hospitalarios (4.725.788). Según ENEAS, el 0,3% de los pacientes estudiados falleció por efectos adversos. Estas cifras permiten calcular que más de 12.600 personas murieron por efectos adversos en los hospitales ese mismo año. Datos muy significativos si se tiene en cuenta que ese año, en 2006, el número de muertes por accidente en las carreteras fue de 4.129 personas.
Además, el estudio del Ministerio apunta que un 42,6% de los efectos adversos son evitables. Y éstos suponen más de 4.200 muertes evitables al año, de las cuales aproximadamente 2.105 están relacionadas con la medicación.
Medicación: principal causa de efectos adversos El informe de Sanidad apunta que el 37,4% de los efectos adversos está relacionado con la medicación, siendo evitable el 34,8%. Estas cifras significan que el 4% de todos los pacientes que ingresan en un hospital sufre uno o varios efectos adversos relacionados con la medicación. Estudiando este proceso se hace evidente que la mayoría de los errores en la medicación se produce en el momento en que se administra un fármaco, señala José Enrique de la Puerta. Y este fallo está muy ligado a las diferentes etapas del proceso.
Para evitar esos puntos débiles se ha propuesto la ayuda informática y tecnológica. Si errar es humano, dejemos las tareas de control a los dispositivos electrónicos mientras los profesionales conducen el rumbo asistencial del paciente con su experiencia y conocimiento, apunta José Enrique de la Puerta. Tal y como explica, la clave está en aplicar la tecnología para evitar los errores humanos mediante la automatización e informatización del control de los procedimientos, tal y como ya se hace desde hace tiempo en sectores como la aviación, la energía nuclear o incluso la industria de automoción.
El sistema HTS-21 puesto en marcha en el Hospital Cruz Roja de Bilbao dota al personal sanitario de diversas herramientas de control introduciendo cambios en el sistema de administración de medicamentos, procedimientos y cuidados.
En este proceso ha sido clave el apoyo del equipo profesional. Imanol Idígoras, director gerente del Hospital Cruz Roja de Bilbao, ha contado con la colaboración de Santiago Isusi, director médico; Mª Jesús Minguez, directora de Enfermería; Merche Peña, adjunta a la dirección de Enfermería y Sofía Cortiguera, farmacéutica del hospital. Tanto enfermeras como auxiliares, administrativos y médicos han facilitado la implantación del sistema y han aportado diversas mejoras, apunta De la Puerta.
El Hospital utiliza el sistema SIENA (integrado en HTS-21) como intercomunicador entre paciente y enfermera, y a éste se han añadido lectores de códigos de barra para realizar las tareas de control dentro de las habitaciones. Y para garantizar la identidad del paciente, se ha colocado un dispositivo en cada ubicación (cama, camilla, mesa de quirófano, etc.), huyendo de los carros dispensadores u otros dispositivos móviles que permitan hacer lecturas con el lector de códigos de barras apartados de la ubicación del paciente induciendo al correspondiente posible error. Además, se han colocado pantallas táctiles, con su correspondiente lector de códigos de barras, en lugares como la Unidad de Pre-ingreso, quirófanos, etc.
Paso a paso del proceso El paciente recibe una pulsera con un código de barras que se lee cuando se ubica en su cama, mesa de quirófano, etc. Tras las oportunas comprobaciones, HTS-21 asigna el dispositivo único al paciente, realizando el traslado en el sistema informático. Esto permite que se consulte la ubicación real del paciente en cualquier momento y desde cualquier punto del hospital.
Dado que uno de los errores de medicación más frecuente es la no administración de la medicación, HTS-21 facilita el recuerdo al personal de enfermería presentando un listado de todas las dosis que deben ser administradas en ese momento a los pacientes de su planta. Cada medicamento está marcado con un código de barras que identifica el principio activo, la dosis, la forma de presentación farmacéutica, el lote y su fecha de caducidad.
Seguidamente, HTS-21 verifica el tipo de producto y cómo administrarlo. Posteriormente, se comprueba que el lote esté vigente. El siguiente paso es verificar que existe una orden de ese medicamento.
La alarma surgió hace 10 años pero nada ha cambiado Diversos estudios a nivel mundial evidencian esta situación. Las complicaciones médicas y los efectos adversos en la medicación, muchos evitables, causan miles de muertes al año. Ya en 1991 un estudio de Harvard Medical School publicaba en The New England Journal of Medicine una investigación basada en 31.429 historias clínicas de pacientes. El 3,7% de ellos presentaba efectos adversos, de los que el 27,6% era evitable. Esos efectos adversos producían complicaciones médicas, incluyendo el fallecimiento en un 13,6%. De éstos, un 51,3% se podía haber evitado.
A pesar de todo la alarma no cundió hasta el año 1999 con la publicación Errar es humano: construyendo un sistema de salud más seguro del Instituto de Medicina de Estados Unidos. Según el informe, sólo en USA cada año fallecen 98.000 personas debido a efectos adversos ligados a la hospitalización. En 2002 la Asamblea Mundial de la Salud urgió a la OMS y a los estados miembro a prestar una atención más firme al problema de la seguridad del paciente. Sin embargo, en 2011 (una década después) los datos no han variado.