"La forja de un torero" es el título de la biografía a través de la que el popular maestro ha querido compartir -gracias al relato de Ginés Parra- una vida llena de luces y sombras.
Fue un 27 de diciembre de 1953 cuando, en Cartagena, vino al mundo José Ortega Cano quien, desde el seno de una familia humilde, luchó para conseguir, poco a poco, todos los sueños que rondaban su cabeza. Así, con hitos como el de salir cuatro veces por la puerta grande de la madrileña plaza de toros de Las Ventas -y un sonado matrimonio con la irremplazable Rocío Jurado-, el diestro presentó ayer en Sevilla una interesante biografía autorizada llamada La forja de un torero donde, a través del relato hilvanado por Ginés Parra, ha decidido rememorar un pasado del que también hace balance en esta sincera entrevista.
¿Qué ha sentido viendo su propia vida recogida en este texto?
Bueno, no soy un hombre muy dado a hablar de mí mismo. Prefiero que sean los demás los que digan lo que crean. Lo que pasa es que Ginés me ha cautivado, paso a paso, y me ha ayudado a ir cogiendo confianza para confiarle cosas mías y de mi familia que, al fin y al cabo, es lo más importante. Recordando han aparecido momentos muy hermosos aunque ha supuesto un esfuerzo titánico. Mi camino ha sido duro. A sangre y fuego. No es fácil destacar en ningún terreno.
¿Ha sido un hombre más de lucha que de fortuna?
No creas, también he tenido suerte. Dos veces he estado a punto de morir y sigo. Rocío decía que era una persona afortunada pero yo creo que no. Si no, ella estaría conmigo. Sea como sea, hay que saber aceptar el destino.
¿Cuál es el lugar que ha ocupado Rocío Jurado en el corazón de Ortega Cano?
Me adoraba y yo igual a ella. Estábamos completamente enamorados. Cualquier tontería nos hacía mucha gracia y lo recibíamos con cariño. Le encantaba que yo fuera torero y a mí disfrutarla en un escenario. Me llama la atención cuando hay quien dice que íbamos a dejarnos ¡Qué sabrá la gente! El nuestro era un amor difícil de separar.
Otra mujer fundamental para usted fue doña Juana, su mamá
Era un ser entrañable. Me casé con 40 años y, si no hubiera aparecido mi esposa, me hubiera quedado con mi madre. Estaba tan a gusto a su lado y la quería tanto
¿Cómo se superan tantas pérdidas?
Es difícil pero con un esfuerzo diario muy grande.
Sus niños, ¿están conociendo bien a su padre?
Sí. Gloria Camila es demasiado y, José Fernando, es más serio pero también me demuestra mucho.
¿Saldrá alguno artista (de los ruedos o de la canción)?
Verás, la chica está con el solfeo, toca el piano y le encanta cantar. Se mete en el baño y se tira dos horas con las canciones de la madre. A veces me dice: "¡Qué pena que no esté mamá para poderme enseñar!"
¿De qué forma le gustaría que se le recordara?
Pues como un torero que ha cubierto su historia de una manera entregada, sana y bonita.
¿Y el resto de la biografía que queda por escribir? ¿Traerá cambios?
No creo. Pretendo seguir como estoy. Llevando una existencia normal. Con mis niños cerca que ojalá no crecieran Luego, desearía mantener la cercanía con Rocío y no decaer en los negocios. Soy un hombre activo que se levanta temprano para aprovechar la jornada.
Por cierto, se ha topado con la muerte cara a cara en varias ocasiones
No es muy agradable. Y no sólo me he encontrado la muerte sino algo oscuro que, en las tardes de toros, parecía venir a asustarme. Luego descubrí que era la responsabilidad de que todo saliera bien.