A pesar de que se han encontrado restos arqueológicos correspondientes al periodo final de la Edad del Bronce, los estudiosos coinciden en señalar que el origen de esta localidad aljarafeña se remonta a la época romana, en la que, al parecer, fue una pequeña aldea campesina.
Tras la invasión musulmana surgieron en la zona diversas alquerías, como la de Gelo o la de Castilleja de Talhara. Una de ellas, al parecer, era propiedad de un árabe llamado Qassum, lo que pudo dar origen al topónimo actual de la ciudad (Ben Qassum significaría hijo de Qassum). A mediados del siglo XIII, la zona fue conquistada por el ejército cristiano de Fernando III, monarca que cambió el nombre de Benacazón por el de Celada, aunque esta denominación no consiguió arraigar entre sus habitantes, volviendo años después a la original.
En el reparto de tierras se cedió parte a doña Mayor Arias y el resto al obispo don Remondo, que ya poseía algunas villas del entorno, y que, dos años después, cedió la mitad de sus bienes a la Catedral de Segovia y la otra mitad a la de Sevilla. Así, hacia 1330, Benacazón aparece dividida en tres partes, siendo repoblada en estas fechas mediante dos cartas de población. Durante el reinado de Alfonso X el lugar pasa a ser propiedad de la familia Portocarrero, herederos de doña Mayor, y en 1419 se convierte en villa, siendo los primeros señores de Benacazón don Luis Méndez de Portocarrero y su mujer doña María de Ribera, hija de don Perafán. En el siglo XVI pasa a pertenecer a la familia Pantoja, que lo mantiene hasta la supresión de los señoríos en el XIX. Este siglo fue testigo de la resistencia que opusieron los benacazoneros a la invasión francesa al oponerse los vecinos a ocupar cargos públicos y colaborar con el gobierno de José Bonaparte, por lo que las tropas napoleónicas se vengaron de la población en las propiedades cercanas al pueblo, como Castilleja de Talhara.
CÓMO LLEGAR - Situación: A 22 kilómetros de Sevilla por la A-49. - Extensión: 32 kilómetros2. - Habitantes: 4.936.
DÓNDE QUEDARSE - Hotel Andalusí-Park. Tel.: 955705600.
NO SE PIERDA -La iglesia de Santa María de las Nieves. -La capilla de la Vera-Cruz. -La capilla de la Soledad.
1.Arquitectura civil Casa-palacio de la familia Portocarrero Dentro del casco urbano de Benacazón destaca una construcción civil: la casa-palacio de la familia Portocarrero. En la actualidad, se halla dividida en dos partes: una que continúa perteneciendo a sus antiguos propietarios, en la que destaca una hermosa arquería mudéjar, y otra, con una interesante arquería barroca, que comenzará a ser restaurada en breve, de propiedad municipal. Por otro lado, es fácil descubrir, dando un paseo por el pueblo, diversas torres de molinos de aceite o vino, elementos típicos de la comarca. De las muchas que existieron aún se conservan en relativo buen estado algunas, como la situada en la calle Real, número 57. Más alejada se encuentra la Hacienda de Castilleja de Talhara, situada junto a la ermita del mismo nombre a pocos kilómetros de la localidad. Se trata de una obra de finales del XIX, aunque se aprecian en su construcción varias fases. Está edificada en estilo neomudéjar, tomando como modelo el de la ermita. El material empleado es el ladrillo y presenta arcos de herradura en puertas y ventanas, así como almenas escalonadas en la parte superior de los muros. A juzgar por las dos torres que conserva, debió contar con un molino de aceite y otro de vino.
Recuadro El Hotel Andalusí Park En el término municipal de Benacazón se encuentra el Hotel Andalusí Park, un magnífico hotel de ambiente y decoración morisca en el que destacan los artesonados, la fuente de los Leones, que imita a la de la Alhambra, y las vidrieras. Este hotel fue el escogido por Maradona para vivir junto a su esposa y sus hijas, y suele ser lugar de concentración de algunos equipos de fútbol.
- Edificios religiosos -Iglesia Parroquial de Santa María de las Nieves Este templo fue originalmente mudéjar, estando formado por una sola nave, con cubierta de madera y capilla mayor con cúpula de paños sobre trompas angulares. Posteriormente, fue objeto de diversas reformas. Así, en el XVI se le añadió la capilla colateral que hoy ocupa el Sagrario; en el XVIII se reparó el conjunto, se construyeron las portadas y el camarín, y fue construida la torre. El edificio presenta dos portadas, siendo la más interesante la de los pies, formada por un vano adintelado entre pilastras cajeadas y rematadas por un frontón recto y roto, en cuyo centro figura la Giralda entre jarras de azucenas, símbolo de la Catedral de Sevilla. La lateral, sobre la que aparece la fecha de 1756, consta de un arco de medio punto flanqueado por pilastras y un frontón curvo que se rompe al centro para situar una ventana. En el exterior se aprecia también el camarín de la Virgen, decorado con pequeñas piezas de un alicatado anterior. Sobre la portada de los pies se levanta la torre, de dos cuerpos y rematada por un chapitel piramidal. El retablo mayor, recompuesto en su mayor parte con piezas del XVII, alberga en su hornacina central la imagen de la Virgen de las Nieves, titular de la iglesia y patrona del pueblo. El retablo se completa con los lienzos de Santa Justa y Rufina, datados en el XVII, ubicándose en el ático el llamado Cristo del Crucero, un hermoso crucificado del siglo XV. En la nave derecha se abre la capilla del Sagrario, con techo decorado al fresco, en la que destaca una de las piezas más valiosas de la iglesia: un retablo sin dorar de Juan Martínez Montañés, de la primera mitad del XVII. En su hornacina central se ubica la talla de la Virgen de la Granada, obra fechada hacia 1540 de la escuela de Roque Balduque, que anteriormente portaba en sus manos una granada de oro, hoy desaparecida. Sobre ella figura un lienzo de la Virgen del Rosario y el Niño, de la escuela sevillana del XVIII, adornada con atributos de plata; en el ático aparece una pintura del Calvario, fechada en el XVII. En el muro derecho figura también un retablo dedicado a San José, donde se hallan también las imágenes de San Joaquín, Santa Ana y San Miguel, siendo el conjunto obra del XVIII. A los pies de la nave se sitúa el coro alto, donde se halla un órgano del siglo XVIII, recientemente restaurado. En el muro izquierdo se encuentra una imagen moderna de la Virgen del Rosario, de Castillo Lastrucci, que sustituye a una imagen anterior destruida en un incendio, así como el simpecado de la Hermandad del Rocío de Benacazón.
ESCAPARATE: Tesoros de Santa María de las Nieves Gracias a la devoción que los habitantes de Benacazón sienten hacia su patrona, la Virgen de las Nieves cuenta con un completo ajuar, compuesto por ricas sayas y mantos bordados, realizados en algunos casos por los mismos vecinos. Entre las piezas más curiosas se encuentran los trajes de los tres Niños Jesús de la iglesia parroquial: el de la patrona, el de la Virgen del Rosario y el de San Antonio de Padua.
La Semana Santa Semana de Pasión y Rocío Los sentimientos cofrades de los benacazoneros están divididos entre dos hermandades de penitencia, la de la Vera-Cruz y la del Santo Entierro, aunque casi todos se unen en la devoción por la romería del Rocío, en la que participa la mayor parte de la población. La Semana de Pasión comienza en la tarde del Jueves Santo con la procesión de la Hermandad del Cristo de la Vera-Cruz y la Virgen de los Dolores, continuando el Viernes Santo, con la salida del Santo Entierro de Cristo y María Santísima de la Soledad, y el Domingo de Resurrección con la procesión del Niño de Dios acompañado por la Purecita.
-Capilla de la Soledad Se trata de una pequeña capilla, de moderna construcción, que muestra en su altar mayor una imagen de la Virgen de la Soledad, atribuida por algunos estudiosos al círculo de La Roldana. En el muro izquierdo se encuentra un Cristo Yacente que, al ser articulado, está expuesto en una cruz durante todo el año, hasta que el Lunes Santo se coloca en su urna funeraria hasta el último día de la Semana Santa. En el mismo muro se encuentra una imagen de un Niño Jesús, atribuida a la escuela de Montañés, y en el contrario una pequeña imagen de la Purísima Concepción, conocida en la localidad como la Purecita.
-Capilla de la Vera-Cruz Como la de la Soledad, su construcción es reciente y presenta una curiosa portada a los pies decorada con azulejos que representan diferentes advocaciones marianas. En su interior destaca un pequeño retablo barroco, realizado por Dionisio de Rivas en 1670, que pudo ser previamente un comulgatorio de monjas. En el altar mayor se hallan el Cristo de la Vera-Cruz, imagen de la escuela castellana de finales del XVI, que procede de la ermita de Gelo, y la Virgen de los Dolores, atribuida a Cristóbal Ramos, que originalmente aparecía arrodillada hasta que fue transformada en los setenta.
-Ermita de Castilleja de Talhara Se trata de una ermita mudéjar del siglo XIV, situada fuera del casco urbano, en la carretera de Aznalcázar. Perteneció en su origen a una antigua alquería del mismo nombre. Don Alonso Fernández de Fuentes fundó en el lugar una hacienda, que pasó en el siglo XVII a ser propiedad de don Gaspar Ortiz Melgarejo, y en el XIX, de don Miguel Lasso de la Vega, marqués de las Torres, heredándola su descendiente, don Andrés Lasso de la Vega, a finales del mismo siglo. En la actualidad, las ruinas que aún se mantienen en pie de la ermita pertenecen al Ayuntamiento, que las está restaurando, mientras que la hacienda es propiedad particular. Pese a haber permanecido abandonado durante años, el antiguo templo de Castilleja de Talhara conserva elementos que la convierten en un edificio muy interesante. En este sentido, destaca su portada principal, relacionada con la de la iglesia de San Pedro, de Sanlúcar la Mayor, formada por un arco apuntado lobulado, enmarcado por un alfiz. Igualmente interesantes son las ventanas de herradura, algunas de las cuales están realizadas con ladrillos asperonados (o lijados) y decorados con incrustaciones de azulejos, mientras que otras presentan ladrillos de dos colores.
-Ermita de Gelo También fuera del casco urbano se encuentra otra ermita, la de Gelo, de origen mudéjar como la de Castilleja de Talhara, aunque fechada un siglo después (s. XV). Se encuentra en mejor estado de conservación e igualmente está siendo restaurada por una escuela-taller. Consta de tres naves, separadas por pilares rectangulares. Su principal interés estriba en la cubierta de su capilla mayor, formada por una bóveda de paños sobre trompas. La portada principal presenta arquivoltas apuntadas de ladrillo, rematadas por una cornisa con almenas de gradas. Sobre ella se levanta la espadaña, obra de Pedro Sánchez Falconete en el siglo XVII.
El rey que durmió en un cerón. En el cortijo de la Torre del Guadiamar o de Martín Cerón debió existir hace siglos una torre vigía que dio lugar a una hermosa leyenda: cuentan que una tarde estaba don Pedro I, El Cruel para unos, El Justiciero para otros, cazando cuando se perdió en el bosque al perseguir una presa. Se hizo de noche y el monarca pudo divisar a lo lejos una luz. Pertenecía a una torre de vigilancia, ocupada por un joven llamado Martín, a quien el rey pidió cobijo. Martín, sin reconocerlo, compartió con él su escasa cena y le invitó a dormir en su humilde lecho, un cerón. A la mañana siguiente, les despertó el séquito real y al descubrir el joven quién había sido su huésped temió por su vida, pues no había podido proporcionar al monarca los lujos propios de su rango. Sin embargo, ante su sorpresa, don Pedro le nombró caballero, con el nombre de don Martín Cerón, por haber compartido con él lo poco que poseía.