Viernes, 30 de abril de 2010. Segundo partido fase final Copa de Campeones. Roma (Italia). 18.00 horas Lahn Dill, 69 (22-20-15-12) CD ONCE-Andalucía, 48 (4-14-13-17)
Equipos:
Lahn Dill: Cinco inicial: Kampmann 0, Gundert 0, Schunemamm 0, Peter 12 y Schell 6. Cisneros 4, Paye 11, Johnson 18, Zwerger 0 y Kholer 18.
CD ONCE-Andalucía: De Paz 11, Pablo Zarzuela 2, Pollock 17, Latham 10 y Beiro 2. Navarro 2 y Ruiz 4.
Naufragio del C.D. ONCE-Andalucía en Roma, donde ha perdido su segundo partido en la fase final de la Copa de Campeones 2010. Si este mediodía cayó derrotado de manera lastimosa ante el MK Aces por 65-57, esta tarde ha cosechado su segunda derrota, ante el Lahn Dill alemán por un claro 69-48. Una derrota que le deja a las puertas de la eliminación de la pelea por las semifinales y, lo que es peor, muestra una imagen desconocida en un equipo tan competitivo como éste. La cita de las seis ante el potente Lahn Dill se veía con cierto recelo, por el poderío de un clásico en la Copa de Europa y por las malas sensaciones que los de Feriani exhibieron ante un rival al que en condiciones normales debía ganar. Sin embargo, los contratiempos de última hora, sin que sirva de excusa, han mermado notablemente a un plantel que está notando en exceso las ausencias, sobre todo Israel Sánchez y de Alejandro Zarzuela. Un desconcertado y ausente C.D. ONCE-Andalucía ha sido vapuleado en la primera parte por un enemigo que literalmente lo ha sacado de la cancha, endosándole un duro correctivo, al que no está acostumbrado, y marcando un definitivo a la postre 42-18. En estas condiciones, en una competición tan dura y exigente como ésta, el descalabro está garantizado. Ahora el equipo andaluz queda a expensas de lo que hagan sus rivales y de, lógicamente, estrenar su casillero de victoria. Aunque el enemigo que tendrá enfrente a partir de las 9.30 horas de mañana no invite a la euforia, ni más ni menos que el anfitrión y campeonísimo Santa Lucia Sport. Unas diferencias éstas que se acentúan ante la debilidad moral que está ofreciendo el conjunto auriverde y la ausencia de alternativas en su juego. Al menos, entre la reacción hispalense motivada por el orgullo y cierto relajamiento alemán, el resultado pudo maquillarse algo y evitarse una sangría que ha podido ser histórica.