Existen puestos directivos para los que no todo el mundo está capacitado. Y para hacerse cargo con garantías del aspecto financiero de una empresa como la Federación Española de Baloncesto, el casting debe ser severo. En 2003 Luis Giménez Martínez fue el elegido, dada su experiencia, por José Luis Sáez (presidente del la FEB) para hacerse con las riendas del organigrama económico. Pero antes, este sevillano estuvo vinculado al baloncesto también en el plano deportivo.
En su currículum se observa que lleva casi 33 años vinculado a la canasta. Luis comenzó a interesarse por el baloncesto en el colegio de los Salesianos de la Trinidad para pasar, posteriormente, al Club Amigos del Baloncesto. Pero por cosas de la vida, o cualidades deportivas, mejor dicho, su faceta como jugador se le acabó pronto. Esto no supuso un varapalo, ni mucho menos, ya que poco después comenzó a ejercer como entrenador en las categorías de juveniles y júnior. A pie de pista, junto al banquillo, coincidió con el conocido Arturo Montequi, del que fue ayudante en el equipo del Club de Amigos.
Cuando más involucrado estaba en el mundillo de la pelota naranja, Luis tuvo que abandonar el barco para dedicarse a fondo a su otra pasión: las finanzas. El baloncesto quedaba en un segundo plano durante un periodo que se prolongaría hasta diez años.
Una simple llamada cambiaría de nuevo el rumbo de su vida. Pepe Sáez acudía a él en busca de una mano eficiente y amiga para formar parte de la Federación. No hubo ni tiempo a la duda. De inmediato se desplazaba a Madrid para trabajar codo con codo con su amigo y, a la postre, compañero de fatigas. "Era un responsabilidad asumir tal cargo, pero la confianza que Pepe me dio hizo que no me lo pensara".
A partir de ese momento, tiempo para trabajar duro y dar al organismo una nueva imagen. "Lo primero que queríamos hacer era darle una dimensión distinta a la federación. Era una cuestión imprescindible en nuestra planificación. Poco a poco los resultados se fueron haciendo más patentes y las cosas comenzaron a rodar solas", comenta.
Un esfuerzo recompensado con éxitos organizativos y, cómo no, deportivos. "Trabajamos duro para acoger el Eurobásket en 2007, y eso que tuvimos poco tiempo. Todo salió a pedir de boca desde el punto de vista federativo. La lástima fue aquel tiro al hierro de Gasol en el último suspiro ante Rusia...".
Ahora las miras están puestas en la acogida del Mundial en el próximo 2014, para el que ya está la maquinaria en marcha. "Queremos organizar un evento que quede en la memoria. Nos quedan más de cuatro años por delante", dice. Y para que los resultados deportivos sigan acompañando "lo importante es que se continúe con la línea de trabajo que iniciamos con aquella llamada selección de los júnior de oro en la que estaban referentes de hoy día como Pau Gasol, Navarro, Cabezas...", concluye.