El sevillano José Luis Escañuela, presidente de la Federación Andaluza de Tenis, fue elegido hoy nuevo máximo mandatario de la Real Federación Española de Tenis (RFET) en sustitución de Pedro Muñoz.
Escañuela, que partía como favorito, sumó 133 votos a favor por los 38 de su rival, Joaquín García, de la Federación Valenciana, durante la celebración en Madrid de una Asamblea General Extraordinaria, que comenzó con algo de retraso. Además, se registraron tres votos en blanco y ninguno nulo, de un total de 178 posibles.
Escañuela ha tenido siempre una clara vocación pública, que ha ido más allá de su profesión de letrado. No en vano, su nombre ha estado vinculado a la Asociación de Abogados Progresistas de Andalucía, de la que fue presidente durante siete años (1999-2006).
Además, el nuevo máximo dirigente del tenis español presidió, asimismo, el Ateneo Republicano de Andalucía, y gestionó, en primera persona, el regreso a la capital hispalense, a comienzos del año 2000, de los restos mortales de Diego Martínez Barrios, presidente de la II República Española, fallecido en el exilio tras la Guerra Civil.
Sin perder nunca de vista su condición de hombre polifacético, José Luis Escañuela ha estado vinculado, igualmente, al mundo del fútbol --nunca ha escondido sus simpatías por el Betis-- y fue vocal de la Federación Andaluza en la temporada 98-99.
Pero, sin duda, su 'salto a la fama' le llegó hace nueve años, cuando accedió a la presidencia de la Federación Andaluza de Tenis (FAT), que, tras ser reelegido para un nuevo mandato, le ha servido de trampolín para derrotar en las elecciones de hoy a Joaquín García.
Su trayectoria en la FAT, caracterizada por el mismo talante dialogante y reformista que pretende implantar en la Federación Española, ha estado jalonado por hechos como la creación del Centro de Tecnificación 'Blas Infante', en Sevilla, dotado de instalaciones de primer orden de las que hasta entonces había carecido el tenis andaluz.
Pero, sin duda, su gran momento como rector del tenis en Andalucía llegó en diciembre de 2004, cuando logró que Sevilla fuera designada sede de la final de la Copa Davis en la que España ganaría su segunda Ensaladera ante Estados Unidos. Aquella designación provocó, de paso, que sus diferencias con Pedro Muñoz fueran cada vez más evidentes, hasta culminar en una ruptura que, sin embargo, se ha mantenido siempre dentro de los cauces de la discreción.