Según un despacho enviado de Ciudad del Vaticano de la A. FIDES. Tuvo lugar en el hipódromo de Randwick, la tarde del sábado 19 de julio, la Vigilia de oración con los jóvenes sobre el tema de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud. El Papa dijo: "Una vez más, en esta tarde hemos oído la gran promesa de Cristo, cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza, y hemos escuchado su mandato: seréis mis testigos... hasta los confines del mundo - ha dicho el Santo Padre en la homilía, recordando la actitud de los Apóstoles, reunidos en oración, con las mujeres y con Maria. "Esta tarde nosotros hacemos lo mismo. Reunidos delante de nuestra Cruz, que tanto ha viajado, y del icono de María, rezamos bajo el esplendor celeste de la constelación de la Cruz del Sur. Esta tarde rezo por vosotros y por los jóvenes de todo el mundo. Dejaos inspirar por el ejemplo de vuestros Patronos. Acoged en vuestro corazón y en vuestra mente los siete dones del Espíritu Santo.
Reconoced y creed en el poder del Espíritu Santo en vuestra vida.
Benedicto XVI ha invitado a los jóvenes a fijar su atención en "como" convertirse en testigos, y para ello "conocer la persona del Espíritu Santo y su presencia vivificante en nuestra vida. No es fácil... Sin embargo sabemos que el Espíritu Santo es quien dirige y define nuestro testimonio sobre Jesucristo, aunque de modo silencioso e invisible". El testimonio cristiano es una ofrenda a un mundo que, en muchos aspectos, es frágil ha continuado el Santo Padre. "La unidad de la creación de Dios se debilita por heridas profundas... la sociedad contemporánea sufre un proceso de fragmentación por culpa de un modo de pensar que por su naturaleza tiene una visión reducida". La respuesta de los cristianos no puede basarse solo en el empeño personal: "Dios nos ha hecho el uno para el otro y sólo en Dios y en su Iglesia podemos encontrar la unidad que buscamos". Frente la tentación de construir artificialmente una comunidad perfecta, Benedicto XVI ha recordado que "separar al Espíritu Santo de Cristo, presente en la estructura institucional de la Iglesia, pondría en peligro la unidad de la comunidad cristiana, que es precisamente un don del Espíritu... Lamentablemente, la tentación de ir por libre continúa. Algunos hablan de su comunidad local como si se tratara de algo separado de la así llamada Iglesia institucional, describiendo a la primera como flexible y abierta al Espíritu, y la segunda como rígida y carente de Espíritu. La unidad pertenece a la esencia de la Iglesia es un don que debemos reconocer y apreciar.
A continuación el Papa ha exhortado a los jóvenes a saber escuchar, "a través de las disonancias y las divisiones del mundo, la voz acorde de la humanidad: "Desde el niño abandonado en un campo de Darfur a un adolescente desconcertado, a un padre angustiado en un barrio periférico cualquiera, o tal vez ahora, desde lo profundo de vuestro corazón, se alza el mismo grito humano que anhela reconocimiento, pertenencia, unidad. ¿Quien puede satisfacer este deseo humano esencial de ser uno, estar inmerso en la comunión, de estar edificado y ser guiado a la verdad? El Espíritu Santo". "El Espíritu mantiene a la Iglesia unida a su Señor - ha continuado el Pontífice - y fiel a la tradición apostólica. Él es quien inspira las Sagradas Escrituras y guía al Pueblo de Dios hacia la plenitud de la verdad... Así, cuanto más nos dejamos guiar por el Espíritu, tanto mayor será nuestra configuración con Cristo y tanto más profunda será nuestra inmersión en la vida de Dios, uno y trino
Aunque en algunos momentos de la vida podemos sentir la tentación de buscar una cierta satisfacción fuera de Dios, "Alejarnos de Él es sólo un intento vano de huir de nosotros mismos Dios está con nosotros en la vida real, no en la fantasía. Enfrentarnos a la realidad, no huir de ella: esto es lo que buscamos. Por eso el Espíritu Santo, con delicadeza, pero también con determinación, nos atrae hacia lo que es real, duradero y verdadero. El Espíritu es quien nos devuelve a la comunión con la Santísima Trinidad.
Luego el Santo Padre ha recordado la experiencia de San Agustín, que tuvo tres particulares intuiciones sobre el Espíritu Santo como vínculo de unidad dentro de la Santa Trinidad - "unidad como comunión, unidad como amor duradero, unidad como dador y don" - que ayudan a explicar "como trabaja el Espíritu". Después de haber recordado que "es el Espíritu Santo quien realiza la maravillosa comunión de los creyentes en Cristo Jesús", el Papa ha invitado a los jóvenes: "Inspirados por las intuiciones de san Agustín, haced que el amor unificador sea vuestra medida, el amor duradero vuestro desafío y el amor que se entrega vuestra misión". Los dones del Espíritu no "son ni un premio ni un reconocimiento. Son sencillamente dados" ha subrayado el Papa, recordando que "lo que constituye nuestra fe no es principalmente lo que nosotros hacemos, sino lo que recibimos.
Por tanto, "los dones del Espíritu que actúan en nosotros imprimen la dirección y definen nuestro testimonio. Los dones del Espíritu, orientados por su naturaleza a la unidad, nos vinculan todavía más estrechamente a la totalidad del Cuerpo de Cristo, permitiéndonos edificar mejor la Iglesia, para servir así al mundo.... Sí, la Iglesia debe crecer en unidad, debe robustecerse en la santidad, rejuvenecer y renovarse constantemente. Pero ¿con qué criterios? Con los del Espíritu Santo.
Por último, Benedicto XVI ha invitado a los jóvenes a dejarse moldear por los dones del Espíritu: "Si acogéis la fuerza del Espíritu Santo, también vosotros podréis transformar vuestras familias, las comunidades y las naciones. Liberad estos dones. Que la sabiduría, la inteligencia, la fortaleza, la ciencia y la piedad sean los signos de vuestra grandeza.