Hasta bien entrado el Siglo XX, las viñetas caricaturizaban a la clase empresarial como personas excesivamente obesas, ataviados con su negra chistera y un enorme y humeante puro habano. Sobre una de sus manos podía verse un saco rebosante de monedas de oro y bajo su brillante zapato negro podíamos observar un trabajador explotado, casi en situación de esclavitud.
Los tiempos han cambiado, ya estamos en el Siglo XXI y el paradigma es otro. La clase empresarial es vista hoy día como una fuente de bienestar. Genera puestos de trabajo, directos e indirectos, paga impuestos y produce todo aquello que los consumidores demandamos para satisfacer nuestro consumo. Incluso las grandes corporaciones están devolviendo a la sociedad una parte de lo que ella les prestó, como queda reflejado en la Responsabilidad Social , en la búsqueda y mantenimiento de un Desarrollo Sostenible y Sostenido y en el afán por no lesionar el medio ambiente.
Hay quienes desde sus despachos oficiales donde llevan tantos años, con secretaria y coche oficial ,no quieren ver esta realidad, y siguen anclados en esa idea de que el empresario oprime al pueblo. Mientras tanto, ingentes cantidades de licenciados tienen que emigrar anualmente de Andalucía hacia otras Comunidades más prósperas en busca de un futuro mejor, porque en su Comunidad no hay puestos de trabajo suficientes y de calidad. Una política de formación de licenciados para que luego marchen a Comunidades como Madrid y a Cataluña no es muy coherente con los tiempos que corren...
¿Sabían que el 98% del tejido empresarial andaluz son Pymes y Micropymes, con escaso poder de generación de empleo y casi nula capacidad de innovación?
En una sociedad globalizada y competitiva como la actual, yo veo el futuro bastante oscuro sin el apoyo de la clase política de manera uniforme, es decir, dejando aparte los colores políticos.
Los Empresarios claman para que desde la Junta se deje de atacar a la clase empresarial. Piden pragmatismo, que se deje a un lado el signo político. No se endurezca la presión sobre el capital, se promuevan mayores subvenciones a la producción (y no tanto al consumo),se estimule una mayor formación técnica y especializada, se incentive el I+D+i y la generación de empleo privado de calidad; se promueva el carácter emprendedor entre los jóvenes andaluces y la llegada de inversores tanto nacionales como extranjeros.
Claman que se sienten las bases para continuar creciendo de manera sostenida y no se torpedee a los empresarios, que ayudar a las empresas, aunque muchos lo crean, no es de derechas. Es de ser un buen político, aquel que se anticipa y se preocupa realmente por la sociedad que le vota para que represente sus intereses en los diversos organismos.