Nos encontramos ante una nueva comunicación semanal del Inspector de la ISMA, Inspectoría Salesiana María Auxiliadora, nuestro buen amigo José Miguel Núñez Moreno, SDB, un sacerdote joven, dinámico, emprendedor y responsable, impregnado del carisma de Don Bosco. Extremeño de nacimiento y yo me atrevería a decir que, en cierto modo y debido a sus vinculaciones y desempeño de su cargo actual, será un 33,3333% andaluz, un 33,3333% canario y el resto un 33,3334%, para que nos cuadre, extremeño. Pero su corazón sin duda alguna es un 100% salesiano de pro, como la mayoría de salesianos que gracias a Dios, he conocido a lo largo y ancho de mi vida, casi no me atrevo a nombrarlos, por temor a dejar algunos en el tintero o mejor dicho en mi corazón, dado que han sido muchísimos, lo dejaremos para otra ocasión o momento Eso si, con vuestra licencia me vais a permitir que, os deje una imagen, captada por la cámara de mi querida hija Lidia, en nuestro último viaje a Italia, a primeros de noviembre, en una de las muchas iglesias dedicadas a exponer muestras de arte y cultura de la bella ciudad de Venecia, al ver este cuadro de Don Bosco, os quise traer su Bendición y mi saludo
Y ya sin más dilación nos quedamos con estas nuevas:
PALABRAS AL OÍDO Año II Número 28 Semana 48/2007
Mis queridos amigos:
Siempre he admirado en Don Bosco la tenacidad con la que afrontó y llevó a cabo cada proyecto a lo largo de toda su vida. Procuró actuar con prudencia en todo momento pero con una tenaz perseverancia. Confiaba sin límites en el Señor e iba adelante con firmeza exclamando ¡Dios proveerá!.
Leemos en las Memorias Biográficas:
Cuando encuentro una dificultad, incluso de las más grandes, hago como los que andan por el camino y a un cierto punto lo encuentran bloqueado por una gran piedra. Si no puedo quitar el obstáculo de en medio, me subo encima, o por un camino más largo doy un rodeo. O bien, dejada sin terminar la empresa comenzada, para no perder inútilmente el tiempo esperando, comienzo enseguida otro proyecto. Pero no pierdo de vista nunca la obra comenzada y sin terminar. Con el tiempo, los frutos maduran, los hombres cambian, las dificultades se allanan.
Toda una lección de sabiduría ¿no te parece? Dicen que los piamonteses son auténticos y tenaces hasta la testarudez. Que persiguen sus sueños con firmeza sin pararse ante los obstáculos. No sé si lo da la tierra, pero lo cierto es que Don Bosco tuvo algo de todo esto. Siempre alimentó una fuerza de voluntad que le hacía ir adelante aún en medio de grandes dificultades, sin ceder, sin volver atrás cuando estaba convencido de caminar por el sendero justo.
Ni las dificultades de la niñez, ni el desencuentro con la Marquesa Barolo, ni la grave enfermedad en el inicio de su misión con los jóvenes de Turín, ni las incomprensiones del Obispo Gastaldi por citar sólo algunos ejemplos - , lograron que se apartara del camino que Dios le marcaba.
Supo esperar con paciencia, buscó senderos diversos, superó los obstáculos, pero no arrojó la toalla ni se arredró ante lo complicado de algunas situaciones. Cuando trataba de poner en marcha la Congregación Salesiana, ante las muchas trabas que encontraba, no perdió el ánimo. Tuvo que recorrer un camino de quince años hasta la aprobación definitiva de las Constituciones.
Un sacerdote anciano que vivió muchos años en el Oratorio de Valdocco, en 1889 (un año después de la muerte de Don Bosco), escribió:
Don Bosco fue un hombre de carácter firme, de propósito tenaz, de mirada larga y justa, de tacto finísimo en el trato con las personas y las cosas, de grandísima confianza en la Providencia divina. Todo lo que en su vasta mente se engendraba, aunque pareciera que los obstáculos fueran insuperables, él lo realizaba. Llevaba adelante las cosas como por encanto, con estupor general, confiando en esta palabras: ¡Dios proveerá!.
En efecto, Dios proveerá. Como siempre ha hecho en nuestra familia, también hoy confiamos en que Dios hará prósperas las pobres obras de nuestras manos. Con la invencible tenacidad de nuestro padre, acometemos proyectos hasta la temeridad cuando del bien de los jóvenes se trata. Por muy fuerte que soplen los vientos, Dios los convertirá en brisa; por muy altos que sean los montes, Dios los allanará. No lo dudes, siempre hay caminos. Y en el sendero árido y tortuoso, Dios siempre provee a los de corazón grande, ancha mirada y paso firme.
Buena semana. Vuestro amigo,
José Miguel Núñez