Pese a los rumores, Isabel Pantoja tenía ganas de subirse de nuevo a un escenario y lo demostró apareciendo con dos minutos de adelanto sobre el horario previsto. Altiva, paso firme, mano izquierda en la cintura y con el micrófono en la derecha, se dirigió a las cerca de veinte mil personas que la esperaban en la Plaza Mayor y arrancó los primeros aplausos de un público que aguardaba sus canciones, pero también sus primeras declaraciones públicas después de que fuera imputada el pasado 2 de mayo por su presunta implicación en la 'operación Malaya'.
Traje naranja, mantón y flor en el pelo. Más delgada, pero con la voz en plenas facultades. Y una primera parte del concierto dedicada a la copla, con mensajes encubiertos. Isabel Pantoja lanzaba recados entre líneas y se encargaba de administrar las pausas y enfatizar determinadas frases para decir con las canciones lo que no quiso explicar de otra manera. Por ejemplo, en las estrofas de 'Pena, penita, pena' - «con un cuchillito de luna, lunera, cortaría los hierros de tu calabozo»- ; de 'La zarzamora' - «de aquello que hablaron (aquí Isabel Pantoja chascó los dedos) ninguno ha sabido»- o de 'Veneno', «aunque me digan que eres lo peor que me ha pasado, así es mi vida». Incluso cambió unas palabras de 'Hoy quiero confesarme' para decir: «Por si hay una pregunta en el aire, por si hay alguna duda sobre mí, hoy quiero confesarme, después de veinte años, para que sepan todos como soy». O de 'Nada': «He llorado bastante, no quiero que jueguen con mi corazón».
Eso dijo con las canciones. Y aunque al principio se mostró parca en palabras, conforme fue avanzando la actuación - más tranquila, más cómoda, más arropada- abrió su corazón (el mismo que no dejaba de señalar entre canción y canción) para asegurar, con rotundidad, «os necesitaba». «Gracias en nombre de mi familia y en el mío propio».
Tres veces se cambió de traje. Uno negro de lentejuelas le acompañó en los boleros y la canción melódica y el último - negro y rojo, con lunares blancos- le lanzó hacia la parte más flamenca y rumbosa del concierto, en la que consiguió levantar al público con la Salve Rociera. Incluso a aquellos que se acercaron con el ánimo crítico, vestidos de presidiarios o con pancartas en las que reclamaban a la tonadillera «que devuelva el dinero».
Sin embargo, pocos carteles se vieron y se escucharon más gritos de «guapa» que de «choriza» (alguno, minoritario, hubo). Más olés, al fin, que en la trastabillada corrida de esa misma tarde.
Isabel Pantoja tuvo palabras de agradecimiento para Valladolid, ciudad a la que llegó rodeada de misterio. La organización aseguró que había viajado de madrugada y programado una comida con la máxima autoridad de la ciudad, extremo que fue negado desde el Ayuntamiento. La tonadillera tenía prevista una reserva en un céntrico restaurante, que finalmente no hizo efectiva.
La cantante se paseó por su repertorio - 16 canciones y un popurrí- con la misma soltura con la que pasaba de la lágrima a la sonrisa agradecida (dientes, dientes). «Quiero despedirme - largo silencio- con un hasta siempre de esta maravillosa ciudad, de esta maravillosa gente. Espero, Dios mediante, que me de muchos años más para poder cantar. Y espero que esta noche haya sido igual de bonita, igual de querida e igual de emocionante para vosotros que lo ha sido para mí». Y fue el público quien se encargó de escribir, dos minutos antes de la medianoche, el punto final del concierto. «¿Te queremos! ¿Estamos contigo!», coreó la mayoría.
ANTES DEL CONCIERTO
La tonadillera tenía previsto viajar desde Madrid a Valladolid de madrugada y almozar hoy con el alcalde «Me dicen que hay gente que no quiere que cante en Valladolid», afirma la presidenta de su club de fans
Las seis de la tarde. Es la hora fijada por los fans de Isabel Pantoja que aterrizan hoy en Valladolid, procedentes de todos los puntos de España y algunos del extranjero, para encontrarse. Responden a un llamamiento: no dejar sola a la cantante en un momento tan difícil. Llegarán en autobuses desde Santander, Valencia, Madrid, Barcelona, Sevilla y en tren, desde Córdoba. Quieren apoyar a la tonadillera en su cita pucelana, tras haber vivido la detención por su presunta implicación en la corrupción urbanística de Marbella.
Manoli Perea, presidenta del club de fans 'Marinero de luces', anuncia desde Córdoba que vienen a dar el «do de pecho por la tonadillera, pero con mucho respeto y educación. Tan sólo queremos colocarnos en las primeras filas para que cuando Isabel salga vea caras conocidas, ya que sabemos que va a ser muy duro para ella».
Desde 1983, este club sigue con cariño los pasos de Isabel Pantoja y le presta apoyo incondicional. Y esta es una ocasión muy, muy especial, porque Perea asegura que «me llegan informaciones de que hay gente que no quiere que cante en Valladolid». «Pero estoy segura - dice a continuación- de que todo el mundo la va a tratar con el respeto que se merece como artista».
En la Plaza Mayor de Valladolid se espera un lleno absoluto. Las previsiones para el concierto, gratuito, hablan ya de más de treinta mil personas. Será dificil el acceso, incluso a las calles de alrededor. Pero no serán solo seguidores de Isabel Pantoja los que invadirán la plaza para ver a la tonadillera, ya que más de 500 periodistas, tanto de medios escritos como audiovisules, se trasladaron ya ayer a Valladolid, desde diferentes puntos de España, para preparar sus equipos técnicos y tener todo a punto a las 22 horas.
La semana ha sido agitada: balcones en sitios de visibilidad provilegiada en la Plaza Mayor apalabrados con los propietarios a más de 6.000 euros de 'alquiler'; pruebas de sonido e imagena pie de calle; acreditaciones pedidas a la productora que lleva la organización del concierto en la ciudad pucelana. Tendrán tiempo medido y lugares acotados para ejercer su trabajo, pese a ser al aire libre.
Isabel Pantoja será protagonista de la noche televisiva en varias cadenas, que han previsto retransmitir en directo varios momentos de su actuación, y los programas de corazón tendrán material para ls tertulias de toda la semana. El alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, inmerso en la campaña electoral, está encantado del revuelo que se ha organizado con el concierto de la tonadillera porque«da a la ciudad una repercusión a nivel nacional».
Estancia en Valladolid
Inicialmente, la tonadillera no tenía previsto pasar la noche en Valladolid, pero a última hora de ayer fuentes de la organziación informaron de que viajaría de Madrid a Valladolid de madrugada para descansar unas horas y al mediodía, almorzar con el alcalde. Isabel Pantoja utilizará como camerino una caseta de obra situada tras el escenario. Las medidas de seguridad, tanto las previstas por el Ayuntamiento como las solicitadas por la artista, incluirán la prohibición a la prensa de acercarse a la cantante. En el interior del camerino, la artista podrá comer bocadillos fríos y beber café caliente y agua.