La amistad entre Rocío Jurado y el escritor Antonio Burgos estaba llena de claves y un lenguaje muy particular. Burgos ha querido desvelarlos para acercarnos a la figura de la mujer, la luchadora incansable que había detrás de la estrella. Rocío y Antonio compartían un pasado común, ella una niña que creció en Chipiona, él un chiquillo que veraneaba en Rota, dos seguidores de la radio de Cretona y dos personas con una gran capacidad de observación y memoria prodigiosa. Se encontraron en un punto de sus vidas, ya de adultos ,y desde entonces creció la complicidad y la amistad
Rocío Jurado nunca dejó de ser Rocío Mohedano, la chipionera, y quizás ahí estaba el secreto de su éxito, siempre mirando el futuro sin olvidar su pasado. Ayer en el Hotel Alfonso XIII el libro Rocío, ay mi rocío, editado por La esfera de los libros, era presentado oficialmente a los medios y contó con dos presencias especiales, Gloria Mohedano, la hermana de la artista, y José Ortega Cano, el esposo. Fue un acto multitudinario pero muy íntimo al mismo tiempo, en primera fila el torero Curro Romero y su esposa Carmen Tello junto a Isabel Herce, la esposa de Burgos y con quién Rocío tenía una gran amistad. Antonio ha sido también biógrafo del Faraón de Camas, y de Juanito Valderrama y además es el autor del pasodoble dedicado a Ortega Cano, Va por usted, que la cantante incluía siempre en su repertorio.
Esta fue la primera vez que Gloria, que tras el fallecimiento de su hermana, hablaba en público y con los medios de comunicación. Ella, que siempre ha permanecido en un segundo plano, ha declinado multitud de peticiones de entrevistas, pero no podía decirle que no a Antonio, primero por mi amistad y la admiración que siento por él, y segundo porque se lo debía a mi hermana. Gloria estuvo tres días sin dormir desde que decidió hacer la presentación del libro, la ayudó a redactar sus palabras su hija pequeña, Rocío , que estudia periodismo. El libro cuenta las anécdotas y vivencias que Antonio tuvo con Rocío y reune también una recopilación de las letras de sus canciones. Gloria confesó ante el público que la deuda que el escritor contrajo con Rocío cuando esta le pedía que tenía que escribir su vida estaba saldada y seguro que ella estará diciendo, míralo con lo recortaíto que es y lo que encierra.
La relación entre la familia Mohedano- Ortega sigue siendo muy estrecha, José se deshizo en elogios hacia su cuñada El juicio de Gloria era muy importante para mi mujer, la persona que más he querido en mi vida y sigo queriendo. La hermana de la cantante también quiso agradecer a Jose y a toda su familia el cariño que siempre nos han mostrado, tanto a mi hermana como a toda mi familia.
Hubo risas y lágrimas evocando recuerdos, alusiones a la publicidad de Norit el borreguito, que siempre le cantaba Rocío a su Antonio y Gloria definió la obra como un libro para los juradistas y para los que no lo son porque se habla de la artista y del ser humano, pienso que mi hermana era una persona a la que merecía la pena conocer.
El periodista y escritor Antonio Burgos dijo hoy que su libro "Rocío, ay, mi Rocío. Una historia sentimental" (La Esfera de los Libros), sobre Rocío Jurado, "no es una biografía al uso sino un retrato apasionado de Rocío, más que de Rocío Jurado, de Rocío Mohedano".
Este libro, según su autor, trata más que de la artista, Rocío Jurado, del ser humano, Rocío Mohedano, "de aquella niña de Chipiona, que quería ser artista y se pegaba a la radio, porque era de la generación de la radio".
En la presentación a la prensa del libro, acompañado por su viudo, el torero José Ortega Cano; la hermana de la artista Gloria Mohedano, por su editora, Ymelda Navajo, y por el torero Curro Romero, que asistió a la presentación sentado entre los periodistas, Burgos advirtió que "no es un libro del corazón, sino escrito con el corazón".
También definió la obra "como un homenaje a la más grande, la más larga, la más honda y la más jonda" y que Rocío Jurado, si en lo personal era "generosa, espléndida, excesiva en todo y arrebatadora", en lo artístico "era como una navaja suiza" y cantaba temas de Barbra Streisand, Frank Sinatra o La Niña de los Peines porque "lo dominaba todo".
Burgos confesó que su obra "quizás no sea un libro, sino un clavel, un rojo, rojo clavel" y explicó con humor que, como este libro lo habían proyectado entre la artista y él, desde que Rocío Jurado murió "era como si me hubiera mandado al cobrador del frac para hacer este libro", si bien, añadió, en última instancia fue Ortega Cano quien le pidió que lo escribiera él solo.
El viudo de la artista recordó que Rocío Jurado "llenaba ella sola los escenarios por más grandes que fueran, "tuteo al duende", fue una mujer autodidacta y preocupada por cultivarse a sí misma y siempre trató de que "la intelectualidad estuviera cerca de copla", a la vez que confió en que, de igual modo, sean los intelectuales quienes defiendan la fiesta de los toros.
Ortega Cano, que confesó que siente "su aura y su protección" de Rocío Jurado en esta nueva etapa como torero, recordó que su mujer siempre atendía a todos y que después de una gala o de cualquier actuación saludaba a todos los que querían saludarla y se veían obligados a cenar bien entrada la madrugada.
El torero, que aprovechó la presentación del libro para dar las gracias por la concesión del título de Hija Adoptiva de Sevilla a Rocío Jurado y porque el auditorio al aire libre de la ciudad de Sevilla lleve el nombre de la artista, recordó que su mujer tenía su propio "Club de los Antonios", integrado por Burgos, Mingote, Gala, Murciano, Ordóñez y Muñoz Cariñanos (médico otorrinolaringólogo que la atendía y que fue asesinado por ETA).
Gloria Mohedano confesó haber llorado - - hasta el punto de no haber podido concluir algún capítulo- - , haber sonreído y haber reído con la lectura de este libro, que recoge vivencias comunes a su autor y a la artista.
También dijo que la memoria de Burgos "es fresca" y no puede proporcionar más detalles de cómo era su hermana y de muchas de esas vivencias, a la vez que aseguró que estas páginas encierran "mucha verdad, y momentos irrepetibles".
La editora de La Esfera de los Libros, Ymelda Navajo, recordó que éste es el octavo libro que Antonio Burgos publica en este sello y que de los anteriores ha superado los 150.000 ejemplares vendidos.
Burgos ha aunado en este libro "sus grandes dotes de narrador, poeta y ensayista", según Navajo, quien recordó también el deseo de Rocío Jurado de que Burgos escribiera su biografía, lo que no fue posible por la enfermedad y muerte de la artista.
SINOPSIS:
Pocos días antes de morir, Rocío Jurado le dijo a su amigo Antonio Burgos, cuando la visitaba por última vez en su casa de La Moraleja: «Ahora ya, en cuanto me ponga una mijita mejor, te vas a venir una semanita con Isabel, tu mujer, a Yerbabuena, y allí verás tú cómo te cuento todo lo que quiero decirte para ese libro que tenemos que hacer y que yo no quiero que escriba nadie que no seas tú. Verás tú qué libro más bonito nos va a salir...».
La muerte impidió aquel relato en primera persona, al modo como el escritor reconstruyó en otros libros la vida de Curro Romero o de Juanito Valderrama. Por eso esta «historia sentimental» es el pago de esa deuda de amistad y gratitud del autor con la cantante: el libro que Rocío Jurado quería que le escribiera Antonio Burgos. Sus páginas reconstruyen los recuerdos de cuanto a lo largo de los años, en la cercanía de la amistad, le fue contando la artista sobre su vida y cuanto junto a ella pudo observar sobre su modo de ver el mundo y de entender el arte. Más que una biografía al uso o un estudio sobre su inmenso y diverso repertorio artístico, este relato novelado es un tributo de homenaje, en el que la personalidad y la calidad humana de la artista, por encima del mito de la estrella, quedan cercana y entrañablemente reflejadas en sus anécdotas, en los rasgos de su personalidad arrolladora, en su entorno familiar, en sus recuerdos de niña de Chipiona o en su inconfundible gracia y su fuerza a la hora de contar historias y de evocar todo un tiempo de España.
El libro se complementa con una selección antológica de las canciones que marcaron la carrera artística de la Chipionera: casi cien letras escritas para ella por autores como Rafael de León, Manuel Alejandro, José Luis Perales o Juan Pardo, entre otros muchos, así como los clásicos del cante flamenco y de la copla que Rocío Jurado recreó con su personal estilo y con el poderío de su voz.
Con este libro, Antonio Burgos culmina su trilogía sobre personajes míticos de las artes populares andaluzas, en la que ya publicó la biografía de un torero, Curro Romero, la esencia, la de un cantaor, Juanito Valderrama: mi España querida, y ahora la de la gran intérprete de la canción, Rocío, ay, mi Rocío.