Bilbao, abril de 2007.- ¿Qué como hoy? La pregunta es común a todos los mortales. Cada día la sociedad se enfrenta a la comida entre prisas, trabajo y un ritmo de vida trepidante mientras los expertos insisten en llevar una dieta equilibrada y saludable. Si hubiera una formación alimentaria adecuada desde la infancia muchos trastornos alimentarios que existen hoy día se minimizarían. Lo afirma Carlos Iglesias, experto en formación nutricional de la Universidad Alfonso X El Sabio de Madrid.
En el marco del V Congreso Nacional de la Sociedad Española de Nutrición Básica y Aplicada (SENBA) celebrado los días 25, 26 y 27 de abril en Bilbao, diversos especialistas en formación nutricional analizaron los trastornos, entre otros temas, los trastornos de la conducta alimentaria desde un enfoque atípico, ya que el debate no se limita a tratar estos trastornos desde el punto de vista de la anorexia y la bulimia sino que también se focalizan aspectos menos comunes, como la prevención primaria, el papel de la obesidad o las complicaciones metabólicas a largo plazo, explica Iglesias.
El experto aprecia que es necesario dar una correcta formación a la sociedad, tanto desde los colegios, como desde los ayuntamientos y por parte de los propios médicos. Es algo que resulta indispensable y hoy día es una asignatura pendiente. Una palabra mal dicha puede retrasar una semana el tratamiento. Desde esta percepción, el experto resalta la importancia de formar a la población desde la infancia con expertos, ya que esto podría minimizar los problemas alimentarios.
La percepción del especialista es que cada día están mejor formados los profesionales que actúan en el campo de los trastornos alimentarios pero la medicina de este país todavía no aporta los medios necesarios para dar una tratamiento y una solución integral al problema.
Hay trastornos más o menos reconocidos pero la ortorexia (obsesión por comer saludable prefieren pasar hambre - incluso por largos periodos de tiempo- , a comer alimentos que, a su parecer, son "impuros", es decir, alimentos con altos contenidos de aditivos, grasas, etc.),y la vigorexia (un trastorno caracterizado por la presencia de una preocupación obsesiva por el físico y una distorsión del esquema corporal que implica una adicción a la actividad física, especialmente a la musculación) no están reconocidos como enfermedad, pero cada vez hay más cuadros de este tipo de patologías y hay que hacer especial hincapié en ello.
Entiende Carlos Iglesias que la obesidad es la enfermedad del siglo XXI; tiene graves y severas consecuencias patológicas, como la diabetes o riesgos cardiovasculares, y está implicada en muchos trastornos del comportamiento alimentario. Muchos pacientes con estos trastornos han sido niños gorditos o tienen antecedentes de obesidad en su historia previa. Según explica el experto, la obesidad está ligada a trastornos como la anorexia, la bulimia o el síndrome del atracón.
Tal y como afirma el nutricionista, la anorexia y la bulimia son los trastornos de conducta alimentaria más frecuentes pero llama la atención que su incidencia ha disminuido en los últimos años porque cada vez hay menos casos nuevos. En contrapartida, el trastorno por atracón está creciendo de manera exponencial.
Estos trastornos, ligados a la obesidad, tienen un trasfondo psiquiátrico importante. La mayoría de estas enfermedades tienen un alto componente neurológico, psicológico y psiquiátrico, asegura Carlos Iglesias, quien destaca que el trastorno de la conducta alimentaria es una enfermedad multidisciplinar donde intervienen psiquiatras, psicólogos, especialistas en nutrición, terapeutas ocupacionales, expertos en ejercicio físico adaptado y médicos de Atención Primaria. Además, el experto señala la colaboración de otros profesionales, como ginecólogos, traumatólogos, enfermería y diversos especialistas que a distintos niveles se implican en los tratamientos resulta esencial.