Bilbao, abril de 2007.- La restauración hospitalaria ha pasado de ser un servicio de cocina a un servicio de alimentación que ofrece una variedad de menús adaptados a la enfermedad del paciente, a sus preferencias e incluso a su religión. Así lo afirma Carlos Iglesias, experto en formación nutricional de la Universidad Alfonso X El Sabio de Madrid, durante el V Congreso Nacional de la Sociedad Española de Nutrición Básica y Aplicada (SENBA), organización de la que es secretario.
Poco a poco se han ido incorporando nuevas técnicas de cocina y etiquetado para que el paciente reciba la dieta más adecuada, afirma el experto. Así, se han creado códigos de dieta para que cada centro tenga una gran variedad adaptada a las características y necesidades de cada paciente (baja en sal, baja en proteínas, etc.). Además del proceso físico de alimentar al paciente también se tienen en cuenta las características propias del sujeto y sus necesidades. Cada dieta forma parte del abanico de tratamientos que se proporciona a los pacientes, apunta Iglesias. El objetivo: nutrir y alimentar al paciente aportando una acción terapéutica adecuada.
La dieta se diseña de forma conjunta entre las Unidades de Nutrición y los Servicios de Hostelería. Además, se han incorporado unidades específicas de alimentación que se encargan de dos factores muy importantes: calidad e higiene. Diariamente se incorporan nuevas técnicas, mejores controles de calidad, variedad en los menús y nuevos alimentos adaptados que llegan desde la industria y cuentan con unos estándares de calidad muy altos, explica Carlos Iglesias.
Acerca de la valoración que los destinatarios hacen de esta comida, el experto asegura que es relativa y difícil de saber porque también depende de la situación personal del sujeto. No hay que olvidar que estamos ante una persona enferma, su gusto ha podido variar y eso también interfiere en su capacidad para comer y tener un criterio firme para valorar el gusto por lo comido.
Aunque cada persona tiene sus preferencias y a veces es complicado contentar a todo el mundo, en los hospitales tratan de ofrecer menús variados y adaptados a las necesidades de cada paciente. Además, actualmente se trabaja para minimizar cualquier pérdida de calidad en la alimentación hospitalaria. Por ejemplo, se han mejorado las técnicas, a través de bandejas especiales, para que la comida llegue caliente y no se mezclen los sabores. En este sentido, también se ha acelerado el proceso de distribución desde que la comida esté cocinada hasta que llega al paciente, explica Carlos Iglesias.