El presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, visitó ayer las obras de las cocheras del Metro de Sevilla junto a la consejera de Obras Públicas, Concepción Gutiérrez, y el alcalde de la capital hispalense, Alfredo Sánchez Monteseirín, con los que analizó el estado de los trabajos y visitó los primeros vagones, que ya ocupan estas instalaciones. Al término del recorrido, el responsable del Ejecutivo andaluz se refirió a la obra de esta infraestructura, admitiendo los retrasos acumulados y los problemas surgidos en varios ámbitos. Eso sí, Chaves aseguró que «antes de que acabe el verano se podrá anunciar una fecha definitiva de puesta en funcionamiento de la Línea 1». De momento, ni una sola aproximación, para lo que habrá que esperar a septiembre.
A preguntas de los periodistas sobre los plazos de los trabajos y el constante replanteamiento de los mismos, el presidente andaluz recordó «las dificultades que se han encontrado durante todo este tiempo», refiriéndose a «los hallazgos arqueológicos y el desgaste de la tuneladora, que ha sido mayor del que se había previsto por parte de los técnicos». Sobre esa máquina tuneladora, cuya vuelta a la acción estaba prevista para agosto, el jefe del Gobierno regional comentó que «no será hasta septiembre» cuando vuelva a horadar, ya bajo el lecho del Guadalquivir, alegando que «la seguridad está antes que nada». «Pero antes de que acabe el verano habrá ya una fecha definida para que comience a funcionar la primera línea», insistió.
El tramo dos, sólo a la mitad
Chaves aseguró que el grado de ejecución de esa Línea 1 se sitúa en torno al 65 por ciento, aunque tuvo que admitir que «la parte de la Pablo de Olavide - el llamado tramo dos- es la que está más retrasada, con un 57 por ciento», mientras que «la de Ciudad Expo hasta Blas Infante está al 80 por ciento». Fue en este punto cuando el responsable de la Administración autonómica hizo alusión al discurso sobre la seguridad en la obra como justificante de los retrasos acumulados, que se aproximan a los dos años. «Lo más importante para nosotros y lo que estamos exigiendo a las empresas que están construyendo el Metro es la mínima ocupación pública, para causar las menores molestias a los ciudadanos, limpieza y seguridad en la construcción, para los propios trabajadores y para los inmuebles y equipamientos de la ciudad», aclaró el presidente de la Junta, que garantizó también la seguridad dentro de las unidades móviles, en las que «se han introducido los elementos más avanzados desde el punto de vista tecnológico». El trágico accidente del suburbano valenciano supedita ahora cualquier discurso acerca de una obra de estas características, lógicamente.
«Ya tendría que estar funcionando»
La consejera de Obras Públicas, por su lado, hizo ver que «la primera línea tendría que estar ya funcionando», aunque añadió que «por los problemas que nos hemos encontrado y por primar la seguridad ha habido un retraso en los plazos». Debe deducirse, ante estos argumentos, que la Junta ni esperaba encontrarse restos arqueológicos en el subsuelo hispalense ni tenía previstas las medidas de seguridad actuales. Basta recordar al hilo de esto, el plan de seguridad específico que se ha elaborado para el paso de la tuneladora bajo el lecho del río. Del mismo modo, y con cierta parquedad, Gutiérrez se remitió a los plazos dados por el presidente de la Junta e insistió en que «todos las incógnitas que haya ahora mismo se resolverán y estará claro».
Desde este mes de agosto se recibirá un vehículo cada mes hasta completar a finales de 2007 las 17 unidades contratadas por la sociedad concesionaria por un importe de 42 millones de euros. Los vehículos, una vez se han descargado y estacionado en las instalaciones de talleres y cocheras, se someterán a una verificación para comprobar que la unidad entregada se ajusta a las características y estándares de calidad del contrato. Luego, cuando se disponga del ramal técnico proyectado entre la estación de Amate y el Viaducto del Guadaíra - ya se está empezando a construir la «playa de vías» justo delante de la cochera- se realizarán las pertinentes pruebas de circulación en dicho circuito.
Entre las características de los vagones que ayer fueron revisados destacan la accesibilidad - vehículos de piso bajo cien por cien para facilitar el acceso a personas de movilidad reducida- , sostenibilidad - sistema básico de freno eléctrico, con recuperación de energía, devolviendo la energía a la red durante la fase de frenado- y respeto al medio ambiente, ya que amortigua la emisión de ruidos y vibraciones mediante ruedas elásticas basadas en sistemas acero- caucho.
Del mismo modo, y según explicaron los técnicos, la seguridad se garantiza mediante un sistema ATP de supervisión continua de velocidad en la vía, que «en caso de exceder la velocidad máxima autorizada, de forma automática y al recibir información desde la vía hasta la cabina de control central, el tren modera su velocidad hasta restablecer el tope establecido, sin necesidad de que medie el conductor». A esto se le suma el confort de las unidades, que «son luminosas, están climatizadas y tienen dispositivos de seguridad ante el fuego e insonorización». Cada unidad tiene capacidad para 257 pasajeros, de los cuales 57 van sentados. Al tratarse de unidades por módulos se pueden acoplar, si la demanda lo aconseja, módulos con más capacidad.