Los niños enfermos de la novena planta del Hospital de Sant Joan de Déu se animaron ayer al verla, acompañada de payasos, pero también los adultos, porque Aguas Ocaña, sevillana convertida en primera dama de Honduras, además de dedicar la mayor parte de su tiempo a luchar por la infancia en todos los terrenos, impone con su presencia y encanto.
Esas cualidades humanas, unidas a su historia de amor apasionado con el presidente hondureño, Ricardo Maduro, por el que abandonó su profesión de economista y diplomática, han hecho que Hollywood se fije en ella para recrear su historia. "Si pudiese elegir, querría que Kim Basinger me interpretase en el cine", comentó ayer, sin atisbo de acento andaluz - - aunque todavía se refiere a España como "mi país"- - , en su visita a Barcelona.
LA CALIDEZ
La sugerencia de Sharon Stone no le parece tan adecuada: "En todo caso tendría que ser alguien que se identifique con los niños, que le salga de dentro, posiblemente latina, cálida", apuntó la primera dama, pese a su aspecto más que nórdico. Aguas Ocaña aceptó la broma de que es difícil encontrar a alguien más cálida que Stone, que anda por el mundo con gabardina sin nada debajo. "Me refiero a otro tipo de calidez", precisó, divertida.
Rubia, con cuidados 42 años y aspecto entre vigilante de la playa en ceremonia solemne y clon menudo de Cecilia Bolocco, la señora Maduro podría interpretarse a sí misma, aunque lo dejará en manos de los productores, que quieren viajar a Honduras para filmar primero un documental dramático y, después, la película.
Material no les faltará, porque esta mujer de Brenes (Sevilla), con amplísimo historial profesional, diplomática desde 1990, coprotagonizó una historia de amor mayúscula cuando, hace seis años, destinada en la Embajada de España en Honduras, conoció a Maduro, su futuro esposo, al que le gustaría ver en la pantalla con la cara de Richard Gere, algo nada descabellado, por aspecto y relación de amistad.
Aguas Ocaña, con un arrojo que le ha llevado a rescatar niñas de burdeles en plena noche y buscar ayuda médica y educativa para menores - - tiene tres niños adoptados- - , llegó a España acompañando a su marido en la cumbre de Salamanca, después ha pasado por Sevilla y ayer visitó el Hospital de Sant Joan de Déu y el psiquiátrico de Sant Boi para conocer sus programas.
"Aquí hay más humanidad que en EEUU", dijo la primera dama, que dentro de tres meses dejará de serlo pero no cesará en sus actividades altruistas: "Si hace falta me disfrazaré de payaso para animar a los niños".
