La Junta paga 85.000 euros para obtener la cesión de este espacio, que podría albergar un centro para investigar la fauna de la zona
La Empresa Pública del Suelo de Andalucía (EPSA) y Puertos del Estado han rubricado finalmente el acuerdo que permitirá la cesión de las instalaciones del vivero de la Exposición Universal del 92 a la Junta de Andalucía. El convenio con el que se cerrarán años de negociaciones permitirá incorporar este espacio, que cuenta con miles de especies de las que poblaron las avenidas de la Cartuja durante la Exposición, a la futura ampliación del parque del Alamillo, que comenzará en breve.
El convenio firmado entre ambos organismos recoge una variación respecto a los parámetros en los que se había movido la negociación. Finalmente, la Junta de Andalucía pagará 85.000 euros por la cesión de las instalaciones y las plantas, ya que el suelo siempre fue propiedad de EPSA, en lugar de la cesión gratuita, que fue la opción que defendió la Administración autonómica durante la mayor parte de la negociación. Además, EPSA se hará cargo de los trabajadores que hasta la fecha están encargados del cuidado de las plantas, incluido el actual director del vivero.
La intención última de los responsables del parque es incorporar este espacio a la ampliación de la zona verde mejor valorada de la ciudad, aunque no se convertirá en una zona de libre acceso para el público. Los planes previstos para el vivero pasan por convertirlo en una zona que sirva de refugio a la importante fauna que se ha detectado por la zona, al igual que se plantea para otras zonas del parque en el plan director para la ampliación.
Una vez que EPSA tiene ya la titularidad de estas instalaciones, el director del parque, Adolfo Fernández Palomares, ha encargado al catedrático de Ecología Enrique Figueroa un estudio para determinar las plantas que pueden permanecer en este espacio y cuáles deben ser trasplantadas a otro lugar para permitir la permanencia y la llegada de nuevas especies. La idea es que el aspecto del vivero sea más natural y abandone la apariencia de almacén que caracteriza a cualquier vivero.
Una vez finalizado este estudio y acometida la limpieza de las plantas sobrantes, los responsables del parque quieren realizar una reordenación de la zona, en la que podría incluirse un pequeño centro de investigación que estudie la evolución de la fauna en el denominado arco norte de la ciudad.