Sevilla aparece como un lugar poco recomendable, tanto para hacer turismo como para ponerse enfermo, llamar por teléfono e incluso para morir, en la primera novela de Dan Brown, el célebre autor del 'Código Da Vinci', que se publicará el próximo mes de marzo en español y que está llamada a levantar ampollas.
Aunque la ficción permite todo tipo de licencias, lo cierto es que el escritor ambientó parte de su primera obra, 'Fortaleza digital', publicada en inglés en 1996, en la Sevilla de mediados de los noventa. Por ello, es posible que más de un ciudadano se ofenda ante las descripciones que hace Brown de algunas de las instalaciones y servicios de la ciudad andaluza.
El sistema sanitario público, por ejemplo: un hospital de la Seguridad Social «huele a orina», hay pacientes que sangran por los rincones y ancianas desnudas en las habitaciones, que no tienen camas, sino «catres». Con estos mimbres, no es de extrañar que el narrador diga que la lesión que lleva a un personaje a pasar por el quirófano «era fatal, quizás no en lugares del mundo más avanzados médicamente, pero en España era fatal», si bien morir en Sevilla no es buena idea en esta novela, que presenta al tanatorio «cerrado técnicamente» los sábados por la tarde.
Tampoco las fuerzas de seguridad se libran de la quema de 'Fortaleza digital', que describe a los agentes como corruptos y sobornables, además de maleducados: un policía enciende un pitillo delante de un cartel de 'No fumar'. Y hay más: según el libro, establecer una llamada internacional a mediados de los noventa desde una cabina en Sevilla era «como una ruleta, todo depende del momento y de la suerte».
Subir a la Giralda, uno de los monumentos más visitados de la ciudad, con unos 100.000 turistas mensuales, es en la 'Fortaleza digital' un deporte de riesgo. «Las escaleras eran empinadas, aquí habían muerto turistas. Esto no era América, no había señalizaciones de seguridad, ni pasamanos, ni avisos sobre pólizas de seguros», relata el narrador.
¿Becario?
Al antiguo alminar de la mezquita de Sevilla y actual campanario de la Catedral se sube por un sistema de 35 rampas - sin escaleras- , pero Brown insiste en su teoría: «Si uno era lo suficientemente estúpido para caerse, era su propia culpa, independientemente de quién construyó las escaleras».
La biografía oficial de Brown cuenta que estudió Historia del Arte en la Universidad de Sevilla en 1995. En el listado de alumnos de la Hispalense no aparece ningún Brown ni en el curso 1994- 1995 ni en el siguiente, aunque fuentes universitarias consultadas por Efe no descartan que recibiera clases «como estudiante invitado o becario». Lo cierto es que Brown escribe que la emblemática Plaza de España, donde sitúa un crimen con el que comienza la novela, es la sede del Ayuntamiento, cuando allí se encuentran la delegación y la subdelegación del Gobierno y diversas dependencias gubernamentales.
El libro también pone a Sevilla como sede de una «concentración de punkis», algo poco probable, tanto ahora como hace una década, en una ciudad en la que las mayores aglomeraciones se dan en la Semana Santa y la Feria.