Joaquín Camacho, ese campeonísimo de 19 años que tenemos en Chipiona, llega a los estudios de la radiotelevisión municipal cojeando ligeramente y con paso prudente. Le acompaña una sonrisa que no le abandona en ningún momento.
Después de todo lo que me dijeron los médicos, nos cuenta, “no me importa recordar todo lo sucedido, porque dentro de lo malo ha salido todo muy bien”.
Nos sigue relatando. “Fue una caída tonta y me desperté en la ambulancia con dolores en el estómago y hormigueo en las piernas. He tenido caídas mucho peores”. El resultado del accidente que sufrió disputando el Campeonato de Europa en Inglaterra fueron hematomas en el estómago y una vértebra destrozada que afectó a la médula, que es lo realmente grave. El momento más duro fue cuando el médico le dijo diez minutos antes de la operación que no volvería a andar.
“Cuando desperté noté que movía los dedos de los pies un poco y desde ahí voy siempre evolucionando a mejor y cuando me puse de pie yo sabia que con más o menos tiempo acabaría caminando”, señala Camacho. Afortunadamente había muchos españoles trabajando en el hospital inglés y hacían de traductores. En dos semanas perdió doce kilos de peso.
“Los médicos se portaron muy bien conmigo, el cirujano cuando me vio no se creía que estuviera de pie”, prosigue. La operación que le realizaron no se hacía nunca, incluso en Barcelona se sorprendieron. “No abrieron por la espalda porque tenían miedo de dañar más la médula, sino por el lateral”, señala.
Recuerda que era la primera carrera desde que comenzó en el motocross siendo un niño en la que no estaba viéndolo su padre. Tenia que competir en Inglaterra, Italia y Francia y, entre una prueba y otra se quedaba en Barcelona. “He tenido suerte, porque si me hubiera pasado en otros países en los que se corre el campeonato no sé qué hubiera pasado”, ha subrayado.
Cuenta la alegría del traslado a Barcelona en avión medicalizado, algo que resultó muy complicado por problemas con la aseguradora, aunque la Federación se ha hecho cargo de todo. Cuando lo vieron en el centro de rehabilitación le dijeron que lo suyo había sido un milagro. En poco más de un mes, ya estaba en casa. “He tenido que frenarme en las ganas y acostumbrarme a ir poco a poco”,nos cuenta.
No deja de agradecer el apoyo de sus padres, toda su familia y su equipo, pero también el cariño que le han transmitido en las redes sociales. “Para mi ha sido muy importante que haya tanta gente apoyándome”, apunta.
Y concluye. “He aprendido de estos momentos tan duros. Toda mi vida ha sido el motocross y prepararme físicamente para ello, ahora veo que hay muchas más cosas en la vida”.