Con la plata en el bolsillo, España no piensa en otro objetivo que no sea conquistar el oro, a sabiendas de que su rival ha dejado de lado los individualismos de antaño para formar un sólido bloque que tiene en su potencia física un plus de superioridad frente a sus rivales. Después de la abultada derrota en la primera fase, los nuestros saldrán a jugar sin complejos pero con la certeza de que hay que cuidar prácticamente todos los aspectos del juego para tener opciones de hacer caer a un equipo que exhibe una intensa presión al balón en el uno contra uno y que aprovecha las pérdidas del contrario para correr el contraataque y culminar sus acciones con aparatosos y espectaculares mates.
A pesar de su acierto en el tiro desde 6,25 en el choque de la primera fase, una zona se antoja como uno de los recursos defensivos para limitar el ritmo de juego con el que los americanos se sienten más cómodos. Aíto García Reneses señalaba tras el partido ante Lituania que EEUU ha flaqueado de forma puntual en su juego de equipo pero subrayando que sólo saben jugar fuerte. Si el técnico español opta por una defensa individual, la defensa asfixiante de Ricky y negar la primera línea de pase a jugadores como Dwayne Wade o LeBron James, letales con el balón en las manos, crearán sensaciones incómodas a los de Krzyzewski, impidiéndoles aprovechar la laxitud arbitral a la hora de juzgar los pasos de salida de nuestro rival.
Tal y como sucedió en Japón en 2006, España ha tenido que superar la ausencia de un jugador clave para los intereses del equipo en la recta final del campeonato. José Manuel Calderón se lesionó en cuartos ante Croacia y las pruebas realizadas al extremeño finalmente arrojaron un diagnóstico definitivo: rotura de fibras en el adductor mediano de su pierna derecha, lo que certifica su ausencia en la final de este domingo. Ante Lituania, el equipo apeló una vez más al trabajo de equipo, sacrificándose en esos intangibles que siempre personifica Carlos Jiménez. El capitán ha sabido contagiar a sus compañeros de su espíritu de lucha en todos los aspectos del juego. Así, en la semifinal ante los bálticos pudimos ver grandes ayudas defensivas y un intenso trabajo bajo los aros por parte de todos los jugadores tal y como reflejaban las estadísticas de rebotes a la conclusión: Ricky Rubio (6), Rudy Fernández (4), Carlos Jiménez (7), Pau Gasol (5). El propio Carlos ya ha advertido que nuestra intención era llegar a la final y ganarla.
Ofensivamente, España tiene en Pau Gasol a un jugador que no se esconde en los momentos difíciles y que buscará sacarse la espina de la derrota de la primera fase contra el conjunto de Kobe Bryant, su compañero y amigo en Los Ángeles Lakers. Pau ha completado dos grandes actuaciones en las rondas de cuartos y semis y tendrá que utilizar su movilidad frente a la imponente presencia de Dwight Howard. El de Sant Boi ya es el máximo anotador del torneo con 19.4 puntos por partido.
Además, en el juego interior Felipe Reyes está firmando un campeonato ejemplar gracias a su característica brega en la pintura, su tremenda intuición en el rebote ofensivo y un elevado acierto en el tiro a media distancia. Su aportación frente a los pívots americanos será determinante, como ya lo fue hace apenas una semana, mostrándose como el jugador español más entonado del equipo y sellando una estadística brillante: 19 puntos y 8 rebotes.
También serán esenciales Jorge Garbajosa y Rudy Fernández. El primero ha ido a más según han pasado los días y, gracias a su versatilidad, es capaz de crear espacios en la zona, tanto para el cinco que le acompañe en la cancha, como para aleros como Rudy, una amenaza en las penetraciones y desde la línea de tres puntos.
En pocas horas tendremos la gran oportunidad - difícil pero no imposible- de ver la entrada de una selección inolvidable en la historia deportiva de nuestro país con el primer oro de nuestro baloncesto en unos Juegos Olímpicos. Este domingo, tenemos una cita con la historia.
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