El mercantil hispalense acogió la técnica del rizado de palma blanca.
Nada de elementos mecánicos. Unas tijeras, alfileres de tender la ropa las clásicas pinzas y de costura. Ahí se terminan los materiales para trabajar con una palma que llega a medir tres metros y 60 centímetros. El aprendizaje se divide en las técnicas de la pleita y la trenza.
