EMILIE
Como hoy en día el inglés es imprescindible hasta para recoger cartones o hacerse con un puesto como gorrilla en Bami (y pronto lo será el chino y luego el kazajstaní), me pateé varias escuelas de español de nuestra ciudad aprovechando mis días de asueto entre semana en busca de una persona nativa del Reino Unido que estuviera interesada en efectuar un intercambio lingüístico con alguien procedente del Polígono Sur. Una semana después, coincidiendo con que hojeaba la versión anglosajona de La posibilidad de una isla de Michel Houellebecq, atendió la llamada de mi anuncio una francesa que respondía al nombre de Emilie, con un mail donde, en un castellano como de indio, me instaba a fijar lugar y hora para el primer encuentro. (HECHOS FICTICIOS)
