DJUKIC HUBO UN TIEMPO EN QUE NO PARABA DE PENSAR EN AQUEL PENALTI, ERA UNA OBSESIÓN DAÑINA QUE ME ESTABA VOLVIENDO LOCO
Miroslav Djukic, (Savac, Serbia, 19 de febrero de 1966) ya ha olvidado por completo aquella fatídica tarde-noche del 14 de mayo de 1.994. Aquel día, el más triste de mi carrera deportiva (y lo dice un tipo que ha perdido dos finales de la Champions League), a Djuka le endosaron el marrón, ante la espantá de Bebeto, el especialista, de lanzar un penalti que marcaría su vida. Lo falló, más bien lo detuvo González, el guardameta del Valencia. Aquel día, la primera versión del Super Depor, el construído por el visionario Augusto Joaquín César Lendoiro y dirigido desde el banquillo por Arsenio Iglesias, el que enamoró a todo el país, se quedó sin una Liga que, excepto los culés, todos creían que merecían. Años después, la segunda versión del Super Depor la consiguió de la mano de un grupo de excelentes jugadores y de un técnico al que no se le ha hecho suficiente justicia, Javier Iruretagoyena, Jabo Irureta, para los amigos.
