Crema Vaticana; el homenaje de un heladero sevillano a la visita del Papa.
Tiene los colores de la bandera cardenalicia gracias al toque de la yema de huevo, el blanco del crujiente de Incienso, y el morado del arándano.
Se le hara llegar al PAPA para que lo pruebe.
El Maestro Heladero sevillano, Joaquín Liria, no deja de sorprendernos. Dentro de su amplísimo repertorio de sabores helados aún tiene tiempo para seguir innovando y creando nuevas sensaciones para el disfrute del paladar y los sentidos. En esta ocasión, ha creado «crema vaticana», una experiencia que incluirá dentro del postre «Trilogía del alma española».
Dicho postre se sirvio por primera vez en el almuerzo, que el arzobispo de Sevilla, monseñor D. Juan José Asenjo, ofrecio a los distintos obispos que visitaron Sevilla con motivo de la preparación de la Jornada Mundial de la Juventud que acogerá Madrid y contará con la visita del Papa Benedicto XVI, al que se le hara llegar el helado para que lo pruebe.
Un postre especialmente creado para su Santidad
Según cuenta el autor de tan particular obra de la gastronomía, «el postre está cargado de simbolismos, y no solo servirá para alimentar al cuerpo sino también para el espíritu». La crema está elaborada con los ingredientes más representativos y saludables de nuestra cultura gastronómica-repostera, como son el aceite de oliva, el ajonjolí, matalahúga, clavo, canela, azahar y la naranja sevillana. Además, presenta un toque de arándano, en homenaje a S.S Benedicto XVI, con lo que Liria espera que le venga «al recuerdo su ciudad natal Marktl-am-Inn, Baviera, donde son típicas la tortas fritas con arándanos».
Respecto a la Crema Vaticana, su propio creador indica que está «inspirada en las Yemas de San Leandro y Santa Teresa, y arándanos decorada con crujiente de incienso» y se trata de una crema delicada y con personalidad, que adopta el color amarillo de la yema de huevo, el blanco del crujiente de Incienso, y el morado del arándano, representan así la bandera del Vaticano y Colegio Cardenalicio. Por su parte, el incienso que incorpora vendría a representar la elevación de la oración a Dios. Por ello, «sentirlo en el paladar nos hará recordar distintas vivencias íntimas y espirituales».