Con la copla por bandera y unos villancicos de su puño y letra, Isabel Pantoja vuelve por Navidad. La artista ni olvida ni perdona a los que la han ofendido y reconoce que ahora es ella quien debe apoyar más a su pareja (Julián Muñoz), que tiene varios procesos abiertos con la Justicia

Apenas había empezado la promoción del CD- DVD titulado «Sinfonía de la copla» que grabó el pasado 26 de junio en el Palau de la Música y los de Sony ya le anunciaron que se había colocado en el puesto número siete de la lista de los más vendidos. No está nada mal.

A fin de cuentas, se trata del primer DVD que se edita de copla en nuestro país y encima con el sello de Isabel Pantoja, quien aparece más guapa que nunca con el vestuario que le realizaron los sevillanos Vitorio & Lucchino, «aunque mi modista de toda la vida es y será Lina», como aclara la artista para evitar malentendidos. Con la copla como bandera y unos villancicos escritos por ella a punto de salir al mercado navideño, la cantante está de doble «parto» musical y dispuesta a aclarar ciertas historias como que no había querido participar en la gala que protagoniza Rocío Jurado para TVE. «A mí nadie me ha llamado, que quede claro».

Pues eso sí que es grave. Si hay algo que el público amante de la canción española espera con auténtica devoción es un cara a cara entre Rocío Jurado e Isabel Pantoja. Verlas juntas en el escenario seguirá siendo una asignatura pendiente.

— ¿Qué le ha dado la copla a Isabel Pantoja?

— Todo. Empecé con ella y si Dios quiere acabaré con ella.

— Rafael de León decía que usted era el último gran mito coplero. ¿Ha encontrado ya quien le suceda?

— Desgraciadamente, no. Pensé que nuestra continuadora podría haber sido Pastora Soler. Canta la copla maravillosamente, pero luego se ha ido por otros estilos.

— ¿Qué letra de copla le recuerda su vida?

— Todas. La copla es puro sentimiento: amor, desamor, tristeza...

— Usted da la imagen de una mujer que puede con todo.

— Siempre he hecho lo que me dictaba el corazón. Si hubiese puesto un poquito más de cabeza tal vez mi vida hubiera sido distinta.

— A Isabel Pantoja le envuelve un halo de misterio. ¿Por qué?

— Me considero una persona normal con una profesión bonita, pero también dura y tremenda. Yo me quedo sólo con lo bonito: montar espectáculos, ensayar, actuar ante el público, hacer mis discos, mis programas, mis entrevistas serias... el resto lo aparto.

— ¿Cómo consigue aguantar estar siempre en los titulares y no precisamente por su trabajo?

— Muchas veces me pregunto por qué me hacen esto. Nunca me meto con nadie, pueden buscar en hemerotecas y jamás encontrarán una ofensa mía. Lo que ocurre es que mi nombre da mucho dinero, da todo el dinero del mundo. La forma de sobrevivir es no viendo ningún programa que hable de mí. Tengo unos abogados que son los que se encargan de poner denuncias cuando lo creen oportuno. Me han llegado a poner un cheque en blanco en un programa de televisión de noche para que vaya. Otra cadena ha querido hacer las paces conmigo porque están muchos de ellos en el banquillo y, ojo, están ahí (denunciados) porque han ido a por mí y los míos sin yo hacer nada.

— ¿Qué le pide a la vida?

— Salud y justicia.

— ¿Y qué le quita la vida?

— Tiempo con mis hijos.

— Creo que su hija canta en su disco de villancicos.

— Sí, está en uno de los coros. Me lo pidió tanto...

— ¿Y eso de escribir villancicos?

— Es que ya no quedaba ninguno que no hubiera cantado antes. Me puse a hacerlo en compañía de mi amiga Teresa y recordé cómo eran las Navidades de mi infancia. Esas tardes con una caja de mantecados en la mesa y la botella de anís La Castellana.

— ¿Ahora cómo son sus Navidades?

—Tranquilas, faltan seres queridos y ya nada es igual.

— ¿Al final con qué va a brindar? ¿Primero con cava y después con champán del bueno como dijo en Barcelona?

— Lo cierto es que no bebo, pero para brindar vale cualquier cosa, champán, cava y hasta la sidra. Es absurdo eso de que ahora la gente no vaya a tomar cava. Será como siempre: los que tengan más dinero, con champán, y los que menos, con cava.

— ¿Cómo sigue su relación con Julián Muñoz?

— Más relajados y consolidados después de tres años juntos. Quizá yo ahora le tengo que apoyar más a él.

— ¿Y esos planes de boda?

— A Julián le gusta hacer las cosas rápidamente, es como un niño chico. Desde el primer momento me pidió que me casara con él y yo le dije que sí. Pero primero él tiene que descasar. Creo que a principios de este año le dan el divorcio.

— Dos grandes de la música como son Rocío Jurado y Rocío Dúrcal luchan desde hace meses contra la enfermedad. ¿Qué sabe de ellas?

— Hablo con Rocío Jurado y su familia para saber cómo se encuentra y de Rocío Dúrcal sé por amigos comunes. Me da mucha pena, pero sé que las dos se van a curar, así se lo pido a la Virgen del Rocío, porque no se merecen lo que están sufriendo.

— ¿Por qué no estuvo en la gala televisiva de Rocío Jurado?

  • Quiero dejar claro que a mí nadie me llamó. Me he enterado en TVE, donde voy a grabar el Especial de Nochebuena con mis villancicos, de que se ha realizado una gala con Rocío Jurado con otros artistas, pero a mí no me han convocado. Me comentaron que en televisión el dúo que más querían era el de Rocío conmigo. A mí ni han tenido el detalle de proponérmelo. De haberlo hecho habría ido encantada.

— ¿A estas alturas de la vida cree que realmente le conoce la gente?

— Los que se han molestado en conocerme sí.

— ¿Será su niña artista?

— Uy, no, no.